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Ayer fue un día extraño. Hoy me he levantado con dolor de barriga y mi abuela me ha hecho una manzanilla en la que me ha metido media botella de anís (??) según ella va bien el anís para el dolor de barriga. Yo no lo sé, pero bueno está un rato, eso sí. Os comentaba que ayer fue un día raro; un día raro porque reflexioné sobre muchas cosas. A decir verdad siempre estoy pensando, incluso durmiendo, a veces me despierto porque estoy pensando “demasiado alto” siempre le estoy dando vueltas a las cosas (así me va después). Me frustro a veces, porque las cosas no salen como yo creía, y ahora prefiero no hacerme ninguna expectativa; ésto es como cuando vas a leer un libro; en los blogs dicen que es la panacea, que es buenísimo, que es lo mejor, tú lo lees y te deja indiferente: Quizás porque tenías muchas expectativas demasiado buenas en ese libro, tal vez si no hubieras tenido te habría gustado más, y eso se adapta a la vida.
Ayer durante todas éstas reflexiones, me di cuenta de que nuestra vida (de las personas) es mejor si dejamos trocitos nuestros a todas las personas, y todas esas personas nos conocerán de forma distinta; tal vez si se juntaran, cada una nos definiría de una forma (tal vez distinta). Personalmente sé que no dejo huella en las personas que he ido conociendo a través de la vida; más o menos amigos, todos terminan olvidándose de mí, y no lo digo por decir, es que me ha pasado muchas veces, reencontrarme con un supuesto amigo de hace años y que no recordara quién soy en absoluto, en plan: Pues ni idea, y eso que éramos cercanos, y no me ha pasado una vez: Me ha pasado más de dos veces. Creo que por eso tengo tanta obsesión en dejar huella a las personas que voy conociendo, eso sumado a una especie de “síndrome de enfermera” que yo le llamo y que padezco de manera muy seria, os cuento en qué consiste: Éste “síndrome de enfermera” no es otra cosa que creer que puedo salvar a cualquier persona de sus propios problemas, y entonces quiero hacerlo: Lo curioso es que muchas veces les he salvado, pero no acabo de comprender porqué hago eso. Ahora parece que lo hago menos, porque hubo una época que era DEMASIADO: Encima era como si en cierto modo me traspasasen su energía negativa a mí, y era un bucle MUY LOCO.
Siempre he pensado que es bien tener varios grupos de amigos, mi problema es que eso no me ocurre. Tengo varios grupos de amigos, sí, pero es diferente a “amigos con los que quedar”, a veces todo se pone muy loco y me doy cuenta de que realmente si mis amigos no pueden quedar (aquí hay más de un grupo: Tal vez dos), pienso: Pues aviso a otra persona! Y entonces AHÍ están las dudas: JAJAJAJA, A QUIÉN VAS A AVISAR?! SI NO HAY NADIE MÁS! No os hablaré de mis amigos porque ellos se merecerían UN BLOG APARTE, ellos saben que les quiero, pero no miento si digo que son raros hasta morir, y que seguramente deben de haber pasado un casting de rareza, porque en fin, hay muchas grandes historias para recordar y echarnos unas risas.
Quería decir muchas más cosas, pero ahora ya no me acuerdo de ninguna de ellas, y estoy optimista, pero me duele la barriga y también estoy un poquitííín triste. Cuando era adolescente tenía muchas ganas de conocer nuevas personas: Ahora no tengo ninguna en absoluto. Por un lado pienso que estaría bien, que es sano, que eh, no sé, tengo que hacerlo, y es que cuando me lo propongo hasta puedo resultar maja, pero luego me pongo y la gente me cae mal, o no son como pensaba, o me enfado, o me pongo triste. O me pongo triste y después me enfado, o me enfado y seguidamente me pongo triste. Le doy mucha importancia a cosas que pienso que “son lógicas” o que son “valores”, pero luego me doy cuenta de que el resto de personas -tal vez no a mala intención- no le dan ninguna importancia, y entonces pienso que todo ha sido mentira, y que no somos buenas personas nadie; o que tal vez el problema es mío, por -una vez más- esperar más de lo que puedo exigir. Ésto no tiene sentido, pero yo me entiendo.