Revista Sociedad

Nuevos pobres

Publicado el 18 diciembre 2012 por Abel Ros

El pescado maloliente y los desechos del vecindario, se convierten en los obstáculos de la noche, para miles de nuevos pobres desterrados de su ficción


Nuevos pobres
as penumbras de las farolas son los testigos que alumbran los tesoros escondidos en los contenedores de la basura. Todas las noches, a eso de las nueve y media, la procesión de la pobreza deambula con sigilo en búsqueda de Hacendados, provenientes de la vitrina. Las sombras de los brazos reflejan, en el muro de enfrente, a decenas de serpientes erguidas y enfadadas ante el robo de su presa, por parte del fuerte de la manada. El pescado maloliente y los desechos del vecindario, se convierten en los obstáculos de la noche, para miles de nuevos pobres desterrados de su ficción. Detrás de las bufandas y las gafas negras del mediodía, se pintan, con acuarelas de los chinos, los surcos dibujados por las lágrimas del dinero. En las zanjas de sus rostros se hallan ocultadas las miradas de sus hijos, en espera de la cena que: "supuestamente" sus padres les traerán de las cestas de Mercadona. Entre esas procesiones se encuentran padres, madres y hermanos. Todos, huérfanos de medios e invisibles en una sociedad, que mira más al coche del vecino que al mendigo desposeído.

Detrás de las bufandas y gafas negras del mediodía se pintan los surcos dibujados por las lágrimas del dinero

Hoy más que ayer, las teorías de Karl y Malthus se hacen realidad. La pobreza - decía el viejo alemán de la época del XIX  – es el resultado crónico de una ineficiente organización social. El robo persistente del burgués al cuello azul del capital, ha hecho que el "ejercito de reserva" crezca sin piedad en las bambalinas de la postmodernidad. Malthus a diferencia de Marx, criticó a la pobreza. La criticó sin escrúpulos por ser – según él -,  el resultado de un desequilibrio racional entre los crecimientos geométricos de la producción y los aritméticos de la población. Decía este clérigo inglés que: "la capacidad de la tierra no podía soportar los deslices irracionales de la irresponsable fecundidad". Fue precisamente Stuart Mill, quien vislumbró los grises en el debate de la pobreza.

Según este señor, el Estado es el encargado de paliar la "desorganización de los mercados" – auspiciada por Marx -, y desculpabilizar al pobre por la casuística de su condición. Sin las falanges de "lo público", la mano invisible de Smith barre para los ricos el polvo de los pobres.

Después de un año en el Ejecutivo. Las políticas de Rajoy barren más para Malthus que para Marx. La solución a la pobreza - diría el padre del Capital – se encuentra en las orillas de la igualdad. El neoliberalismo actual mira al escenario de Rousseau como una jungla de diferentes entre sí,  en búsqueda de salvar su "yo" a costa de los demás. Es precisamente ese "sálvese quien pueda" del gobierno marianista, el que responsabiliza al nuevo pobre actual de su condición social. "El 15-M – en palabras sabias de Ernesto, el cuñado de mi vecina -, se descarriló justo en el momento en que los pringaos de este país habíamos encontrado un salvador para vencer a la mano invisible de Smith".  El traspaso de una "clase en sí" en "otra para sí" es necesario para integrar en el saco de la indignación a las distintas mareas del cabreo civil. Las distintas mareas de la indignación deberían abandonar sus intereses particulares y mezclar su energía en un mismo soplo que convierta las olas tenues de sus olas en el gran tsunami contra Rajoy.

El 15-M se descarriló justo en el momento en que los "pringaos" de este país, habíamos encontrado un salvador para vencer a la mano invisible de Smith 

Mientras la Crítica busca sin cesar una teoría que ponga paz a esta convulsión social. En la farola de Mercadona,  se aglutinan las caras de la verdad. Las serpientes del muro, que decíamos atrás, limpian con sus mangas del Primark los desechos que se ocultan en los cubos del capital. Es la fealdad de la pobreza en las tablas de la ostentación, la que invitó hace un año y medio a Ruiz Gallardón a desterrar a los mendigos de las calles de Madrid. El lienzo en blanco y negro de la portada del New York hace visible lo que en nuestro país osamos ocultar. Me hace mucha gracia el anuncio que se cuece en los fogones de Campofrío. Por mucho que queramos poner en un "payaso en África" no conseguiremos solucionar el problema de la pobreza. Hoy, muchos niños de este país han cenado pan y jamón de York proveniente de "Mercadona".

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