La discusión sobre si los procesos electorales deben o no tomar en cuenta el potencial riesgo de contagio está tomando auge. Mientras más se tarde en encontrar una vacuna contra la COVID 19 más se tardará en volver a la nueva normalidad en las elecciones post pandemia.
El peligro es que alguna fuerzas políticas piensen en la aventura de perpetuarse en el poder por medio del golpe de Estado, como lo declaró un hijo de Jair Bolsonaro ante la severa crisis política que se desprende del manejo de la pandemia.
Algunos teóricos de la conspiración, e incluso el mismo candidato demócrata Biden, han denunciado la posibilidad que el presidente Donald Trump use la pandemia como argumento para suspender las elecciones de noviembre de 2020.
Lo que sí ha dicho ya es que pueden estar amañadas, suscitando una sombra de duda nunca conocida en el proceso electoral estadounidense.
Sin embargo, algunas cosas son más seguras que estas declaraciones y denuncias: es que mientras que no exista vacuna de la COVID 19 esta enfermedad va a determinar a las elecciones post pandemia que deberán asumirse de forma diferente a las actuales elecciones.
Sistemas electorales arcaicos
Por años se ha criticado que la mayoría de los procesos y sistemas electorales son arcaicos y han quedado anclados en la primera mitad del siglo XX, o incluso antes.
Prueba de ello, son las comunes y largas colas de electores de elecciones pasadas. En muchos casos esas aglomeraciones de electores se deben a que el crecimiento poblacional no tuvo influencia alguna con el número de centros electorales.
Esto constituye un riesgo muy alto de contagio en las elecciones post pandemia, que de no tomarse en cuenta puede generar nuevos brotes de coronavirus.
Además, existe el hecho de que los procesos electorales de muchos países concentran en un solo acto la elección de muchos cargos. Esta acumulación de votos hace que un elector dure muchos minutos en el ejercicio del sufragio lo que conlleva que la aglomeración de electores permanezca.
La aglomeración de electores es uno de los principales problemas de las elecciones post pandemia.
Resultados manuales
Sumado a ello, en la era de la informática y la interconexión por internet, contradictoriamente muchos sistemas electorales siguen siendo manuales. Son manuales y siguen la emisión de los votos y los procesos de cómputo. Todo esto retrasa el proceso electoral.
El tiempo que dure una actividad en un centro cerrado es un factor que aumenta el riesgo de contagio, por ende las elecciones post pandemia deben tomar esto en cuenta.
Sin embargo, el paradigma es ejecutar el acto electoral o elección en un sólo día, un modelo que para la nueva normalidad post pandemia constituye una verdadera amenaza, ya que alargar el proceso puede implicar más aglomeración de electores.
Para finalizar la falta de conciencia del bien común hace que algunas personas consideren que una enfermedad como la COVID 19 se cure individualmente, cuando en realidad es todo lo contrario.
Por todas estas razones, los procesos electorales pueden sufrir la incorporación de nuevos principios en su planificación estratégica, e incluso en las legislación que lo regulan.
Estos principios pueden ir surgiendo como respuesta de los Estados a mantener las elecciones post pandemia como centro del ejercicio democrático y surgen del análisis de los problemas como los descritos, que pueden implicar en la nueva normalidad riesgos altos en los actuales sistemas electorales.
Estos principios son el distanciamiento social en el acto electoral, simplificación del voto, el televoto, transmisión criptográfica del voto, nuevas regulaciones penales en materia electoral.
El distanciamiento social en el día de las elecciones
El distanciamiento social en el acto electoral es el principio que se desprende de la misma cuarentena social. La idea es que no existan colas de electores, como se dan en muchos países. Para evitar la aglomeración de electores el sistema electoral debe ampliar los centros electorales de forma exponencial.
Esto significa que existan muchos más centros electorales por ciudad, con una infraestructura mínima que permita la votación ordenada.
Una estrategia en este sentido puede ser un sistema de alerta que avise al elector el momento adecuado de acudir a su centro electoral en un lapso de tiempo establecido por un sistema de inteligencia artificial.
Otra opción es alargar el acto electoral que comúnmente se hace en un día en más de uno. Pero esto debe estar acompañado de normativas que eviten la comisión de actos tendientes a violentar el proceso electoral o sus resultados.
La simplificación del voto
La inmediatez en la emisión del voto implica varios factores, educación y entrenamiento del elector, voto sencillo y voto electrónico.
La educación y entrenamiento del elector es una campaña previa que incluye todos los aspectos del proceso enmarcado en la post pandemia. La idea es que no exista un elector que desconozca los pasos del acto inteligente.
El voto sencillo se basa en un sistema que impida el error humano en el voto, para poder simplificar la voluntad del voto de la manera más rápida y expedita.
Además, el voto sencillo también implica no acumular procesos electorales en el mismo acto de votación, por ejemplo elegir presidente, diputados, gobernador y alcalde el mismo día sería contrario a la simplificación del voto.
El voto electrónico es la forma más adecuada de simplificar el voto, por medio de un sistema que integre tanto hardware como software que faciliten de la forma más simple la emisión del voto.
El televoto
Ya he hablado de televoto en otro post. El televoto como principio pasa por comenzar a considerar la posibilidad real y efectiva de ejecutar un voto seguro, universal y secreto de forma remota.
El potencial del televoto en una normalidad post pandemia radica en que este evita la aglomeración de electores. Lo que hace falta es pensar en los diferentes sistemas tangibles e intangibles desde las realidades tecnológicas existentes.
Un sistema electoral puede incluir el voto simplificado para los electores excluidos de los grupos de riesgos de la COVID 19 y el televoto para aquellos que forman parte de dichos grupos, preservando la vida de estos sin menoscabar sus derechos políticos.
La transmisión criptográfica del voto
La transmisión criptográfica del voto es el principio que establece que el voto debe ser emitido de forma segura sin que sea posible la manipulación de los cómputos electorales.
Esta transmisión debe también combinarse con un procesos de auditoría del sistema o conjuntos de sistemas que se usan para la transmisión de los votos una vez haya finalizado el acto electoral.
La utilidad de la transmisión criptográfica del voto se basa en la utilización del voto electrónico, ya que sin una transmisión segura de los votos el sistema puede sufrir manipulaciones fraudulentas.
Las nuevas regulaciones penales en materia electoral
Las nuevas regulaciones penales en materia electoral se basan en que el acto electoral debe proteger la salud de los ciudadanos participantes en el acto.
Cualquier acción u omisión tendiente a poner en riesgos de contagio a los electores participantes en el proceso electoral deben pueden ser catalogados como delito o una falta.
A manera de conclusión
La conjugación de estos principios, tanto en el cuerpo normativo del derecho electoral como en la planificación estratégica de las elecciones post pandemia, pueden aportar soluciones al mantenimiento de la democracia como el sistema político más perfecto que haya existido en la historia de la humanidad.
Sin duda que la pandemia de la COVID 19 ha trastocado muchas dimensiones de la sociedad moderna, de ello no escapa la política ni el acto electoral, pero una reflexión puede permitir la resolución de los nuevos problemas que conllevan las elecciones post pandemia.
En este día...
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