Revista Libros
Usted, que se encuentra tan tranquilo leyendoestas líneas, puede ser uno de los nuevos ricos que piensa crear Rubalcaba. Milesde españoles que se creían uno más de la clase media, y no precisamente de su escalafónsuperior, pueden acabar convertidos, de la noche a la mañana, en unos ricos detomo y lomo.Por si no fuera bastante por sí solo dicho portento, más pasmoso aún resultará que este súbito enriquecimiento no va alograrse aumentando el peculio de los agraciados, sino gravándoles con un nuevoimpuesto de patrimonio.Así que ya sabe: si Ud. es una de esaspersonas que integran una familia en la que se ingresan dos sueldos dignos (porejemplo, un médico y un profesor, ambos funcionarios) y ha demostrado ladesfachatez de ahorrar unos euros para pagar los estudios de los niños o se haendeudado adquiriendo una segunda vivienda en el pueblo, es bien probable que,desde el punto de vista de Rubalcaba, se haya convertido uno de esos ricosalevosos a los que este epígono de Robin Hood va a esquilmar sin remordimientoalguno.Por enésima vez, repito: si el problema esque no cuadran las cuentas, ¿por qué no se eliminan las comunidades autónomas?Máxime, cuando nadie duda de que constituyen el mayor sumidero de fondos delpaís, en buena parte despilfarrados. Quizá porque son el principal pesebre enel que abreva la clase política. No en vano, el taimado Rubalcaba tambiénpretende que este nuevo impuesto, que antes era autonómico, pase a ser estatal.