Recientemente se publicaban los resultados del estudio realizado entre 2013 y 2015 por el Centro para la Investigación en la Gestión de la Innovación en el Sector Sanitario (CRHIM), una iniciativa conjunta del IESE y Accenture.
Ante una población que envejece y unos recursos cada vez más escasos, los principales hospitales públicos en Europa tienen una mayor presión por mejorar sus servicios y reducir los costes. Con este fin, los mejores hospitales de Europa deberían delegar el trabajo más rutinario entre el resto de agentes sanitarios de su comunidad y hacerse más pequeños, especializados y flexibles.
Aunque el informe es mucho más extenso me gustaría destacar algunas de las recomendaciones específicas que se incluyen en el mismo:
- Los grandes hospitales necesitan fortalecer sus alianzas con universidades, empresas y otros hospitales. Esto les permitiría seguir actuando como centros de investigación y formación, y beneficiarse de redes de experiencia.
- Los hospitales tienen que comprometerse con los consejos consultivos de pacientes para mejorar su experiencia, sobre todo a la hora de rediseñar la prestación de atención sanitaria.
- La toma de decisiones debe producirse más cerca del nivel en el que se presenta el problema.
- Los grandes hospitales han de diseñar nuevas formas de lidiar con un cuerpo de conocimiento clínico cada vez mayor. Las nuevas tecnologías deberían permitir que se filtre esta información y se difunda rápidamente entre los profesionales a través de la red de atención sanitaria.
¿Seremos capaces los gestores sanitarios de adaptarnos a los tiempos que nos ha tocado vivir o seguiremos cautivos de pensamientos arcáicos y estructuras inamovibles, por desidia, o por puro interés del que sólo piensa en su silla y no en beneficio de los pacientes, y por extensión, de la organización?
Fuente: IESEinsight