ArgumentoCuando su segundo marido, el duque de Warneham, fallece en circunstancias misteriosas, Antonia, una mujer emocionalmente frágil, se ve envuelta en una nube de sospechas. Aunque ha decidido no volver a casarse, la joven viuda se encuentra con un futuro precario. El único que puede salvarla es Gareth Lloyd, el único heredero del ducado, un hombre que había sufrido desprecio, malos tratos y finalmente exilio a manos de su padre.Pero Gareth, que ha conseguido encauzar su vida y es socio de una próspera empresa de transportes marítimos, no quiere saber nada con aceptar el papel de noble y las responsabilidades de su nuevo título, incluyendo proteger a Antonia, de quien se dice que es tan trastornada como atractiva. Pero apenas posa sus ojos en ella, Gareth sentirá que todas sus convicciones se tambalean. ¿Podrá entregar su corazón a una mujer sospechada de asesinato?
Opinión personal
En «Nunca engañes a un duque» Liz Carlyle nos presenta la historia de Gareth y Antonia. Aunque Gareth no es propiamente un Neville, desde que en sus años de juventud fue acogido por los tres hermanos ha formado parte de ella y ambos hermanos lo consideran parte de la familia.Tanto Gareth como Antonia, me han resultado unos personajes muy interesantes. Desde luego, siguiendo el estilo de la novela anterior, no son los típicos protagonistas.
Gareth es un hombre hecho a sí mismo. Los primeros años de su vida fueron felices, aunque precarios, ya que pertenecía a la parte pobre de la familia del duque de Warneham. Una vez que la muerte se fue llevando a sus seres queridos, se quedó bajo la tutela del duque, un ser bastante cruel, un hombre que no dudó en deshacerse de él en cuanto tuvo oportunidad. A partir de ahí, cambió su suerte pero nunca hubiera podido imaginar de qué era capaz el ser humano. Hace tiempo que dejó su pasado atrás, cambió su nombre y rehizo su vida junto a los Neville, pero el pasado ha vuelto y, como una pesada broma del destino, ahora es el heredero del ducado, algo a lo que no aspiró nunca y una noticia con la que no se siente nada contento. Poco sabemos sobre su pasado, tan solo que fue realmente muy duro. La autora nos lo irá desvelando en pequeñas dosis al comienzo de los primeros capítulos. Resultan unos pasajes en algunos momentos bastante duros y realistas, contados de una forma no muy explícita, pero sí con el suficiente detalle para que el lector se sienta más que conmovido.
Antonia también ha tenido una vida dura. Muchos son los golpes que le ha dado la vida y, ahora, tras la muerte de su breve marido, vuelve a encontrarse a merced de un desconocido. Siempre ha hecho lo que se esperaba de ella, hasta el punto de que no ha tenido tiempo de recuperarse y levantarse. Es una mujer fuerte, aunque le han repetido tantas veces lo contrario, que ahora se encuentra sumida en su propio mundo, algo alejada de la realidad y su frágil apariencia provoca en Gareth un inusual sentimiento de protección.
Como un flechazo, nace la pasión entre ellos. Creo que su dolor juega un papel muy importante. Gareth necesita olvidar a la mujer de la que ha estado enamorado y Antonia necesita reconstruir su autoestima como mujer. La relación entre ambos no creo que sea el punto fuerte de la novela. He echado en falta una parte más romántica entre ellos, casi siempre dominada por ese inconfundible frenesí al que son incapaces de resistirse y también una explicación más convincente a la rápida recuperación del desamor por parte de Gareth. Los dos se apoyarán mutuamente para recuperarse de sus heridas y encontrarán en el otro la fuerza necesaria para restablecerse. Me ha gustado la evolución de Antonia, esa mujer frágil, enfermiza, que se va fortaleciendo con la ayuda de su ángel hasta ser capaz de tomar sus propias decisiones.
Igual que en la entrega anterior, existe un misterio que resolver: la muerte del duque. Gran peso de la historia recae en esa intriga y, por sí misma, constituye un aliciente para leer la novela. Para ello, en esta ocasión también contaremos con la ayuda del Sr. Kemble, personaje que realmente me encanta y del que, sin duda, me gustaría leer su historia. Mente avizora donde las haya, irá tirando firmemente del hilo hasta desenredar una historia en la que nada es lo que parece y muchos deberían rendir cuentas.
«Nunca engañes a un duque» me ha resultado una lectura muy entretenida, no tanto por su parte romántica, en la que, en mi opinión el tema resulta algo precipitado; sino por la curiosidad que me ha suscitado todo lo que rodea al fallecido duque. La autora va dejando caer a cuentagotas la información necesaria para que el lector vaya haciendo sus propias cábalas, provocando que cada vez esté más metido en la historia. Una vez más Liz Carlyle vuelve a alejarse de las tramas usuales de la novela romántica histórica, presentándonos unos personajes interesantes y con un pasado lo suficiente tormentoso con el que ha creado una bonita historia de superación. Espero que no falte mucho para que publiquen el siguiente de la saga, me apetece mucho conocer la historia de Kieran, Lord Rothewell, de quien hemos vuelto a saber en esta entrega y cuyo comportamiento, nada convencional, promete hacer de él un protagonista de lo más jugoso.
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Pepa