«¿Quién escribirá la historia de lo que pudo haber sido?» cantaba Andrés Calamaro en su canción «El día de la mujer mundial». Gran canción por cierto, en la que hoy seguro que algún inquisidor/a moderno (de esos que ven fantasmas por todos lados) vería algo censurable en ella.
Fito Cabrales cantaba en su canción «Antes de que cuente diez»: «Nunca es lo que pudo haber sido». Y no se equivoca el bilbaino porque la vida es lo que es, nunca lo que pudo haber sido.
Siempre andamos aún así con el «y si hubiera…» en la mente y en la boca. Pero de poco sirve lamentarse con «y si hubieras», porque lo que hay es lo que hay. No hay más truco, ni menos. Es tan sencillo como eso.
Enrique Bunbury cantaba en «De mayor»: «Cerca de las nubes como en sueños descubrí que a todos nos sucede lo que sucede». Pues eso, ni más ni menos que parece tan simple y a la vez tan complejo es la vida. Ocurre lo que ocurre, y no lo que podría haber ocurrido, y es lo que es y no lo que podría haber sido. Más nos vale aceptar, porque por mucho que rabiemos o demos patadas al cielo, parafraseando a Fito: «Nunca será lo que pudo haber sido», nos pongamos como nos pongamos.
Que a menudo lo que ocurre es una mierda, pues si, pero es lo que es. Y en la aceptación ya hemos ganado una batalla muy importante.