Año: 2015Nº de páginas aprox.: 611
Había visto varias opiniones positivas de Nunca es tarde para morir en los diferentes blogs que sigo que me habían dejado con ganas de leerla, por lo que cuando nos ofrecieron la posibilidad de organizar una lectura conjunta no me lo pensé demasiado y me animé a darle por fin una oportunidad.
El comienzo de "Nunca es tarde para morir" nos sitúa en octubre del año 2010, momento en el que al aeropuerto de Nueva York llegan, procedentes de diversos puntos, cuatro hombres cuya edad ronda los sesenta años y que desde hace tiempo forman un peculiar grupo de amigos, completándolo un quinto miembro que reside en esta ciudad. Johann, Travis, Louis, Nikolái y Harry tienen en común haber pertenecido a los servicios secretos en el pasado y ahora se encuentran retirados, manteniéndose en contacto a lo largo de los años y procurando reunirse con cierta periodicidad, aunque estos encuentros se hayan ido distanciando cada vez más debido a su edad. Pero lo que en principio va a ser una reunión más de viejos amigos se convertirá en una aventura repleta de peligros cuando en su camino se cruce la enigmática Kayden Fox, una atractiva joven de ojos verdes que trastocará la vida de estos cinco hombres hasta el punto de que será necesaria la intervención de Marian Bennett, la teniente del Departamento de Policía de Nueva York, quien estará al cargo de la investigación que se pondrá en marcha para esclarecer los incidentes en los que se verán envueltos.
Pablo Palazuelo
Ya sabemos que leer un libro con expectativas altas la mayoría de las veces puede convertirse en un problema cuando estas no se ven cumplidas, y esto es lo que a mí me ha ocurrido con Nunca es tarde para morir, si bien ha sido un libro que me ha parecido entretenido, esperaba encontrarme con una lectura que me intrigase y enganchase más, por lo que no comparto el entusiasmo que he visto en otras reseñas.En las primeras páginas de "Nunca es tarde para morir" nos encontramos con un prólogo que nos lleva unos años atrás para seguidamente situar la acción en el momento actual, es decir, en el año 2010. A este le siguen las trece partes o capítulos que constituyen la novela y que a su vez están fraccionadas de acuerdo con el día en el que tienen lugar los hechos, abarcando la mayor parte de la trama desde el sábado 30 de octubre hasta el martes 7 de diciembre, aunque temporalmente la narración se va a extender algo más para cerrar todos los frentes abiertos. De esta manera nos encontramos con una historia que discurre linealmente y que nos llega a través de un narrador en tercera persona que tiene acceso a lo que está sucediendo en los distintos escenarios, por lo que vamos a ser testigos de lo que ocurre con todos los personajes en cada momento.
El estilo narrativo de Pablo Palazuelo es directo, conciso, ágil y asequible, encontrándonos con abundantes diálogos y un ritmo intenso marcado por los constantes giros argumentales, lo que hace que sea un libro que se lee con bastante rapidez y dinamismo. Durante toda la lectura se aprecia el trabajo de documentación que el autor ha realizado para dar consistencia a su historia, encontrándonos con multitud de datos que sustentan lo que está narrando, en algunos casos acompañados con notas a pie de página, y que si bien es algo que siempre se agradece, en este caso hay momentos en los que esta información resulta excesivamente detallada restando fluidez al relato al encontrarnos con apuntes que no tienen demasiada relevancia para lo que está ocurriendo y que se podrían haber obviado.
Nunca es tarde para morir es una novela en la que entran en juego muchos personajes y en un principio cuesta hacerse con los nombres de todos ellos y su papel en la trama, especialmente en el caso de los secundarios. Como figuras destacadas están los cinco amigos, Johann, Travis, Louis, Nikolái y Harry, a los que conoceremos durante los primeros capítulos pues Pablo Palazuelo realiza una presentación detallada de cada uno, dándonos la información necesaria para que conozcamos tanto los principales rasgos de sus caracteres como su apariencia física. A medida que avance la trama algunos irán perdiendo relevancia en función de los sucesos que van teniendo lugar y otros van a modificar su comportamiento, aunque no es una historia donde la evolución de los personajes sea importante sino que se centra en la acción, poniendo el foco de atención en los hechos en los que se ven envueltos.
Pero estos cinco hombres no serán los únicos protagonistas ya que va a haber otras personas implicadas en esta elaborada trama, sobresaliendo figuras como la teniente Marian Bennett, que además de ocuparse de la investigación va a protagonizar una relación que me ha parecido forzada y poco creíble, su compañero Christian, el joven experto en electrónica Damarcus Hooper o Kayden Fox. Un complejo puzle con un amplio mosaico de personajes que ostentan diferentes grados de relevancia en la historia, llegando en algunos casos incluso a protagonizar pequeñas subtramas relacionadas con la principal y que transcurren de una forma paralela dándonos una perspectiva más extensa de lo que está sucediendo.
Y al hablar de los personajes he de señalar uno de los puntos que menos me ha convencido en esta novela pues no he llegado a simpatizar con la figura de Kayden Fox. Es un personaje que desde un primer momento aparece envuelta en un cerco de misterio, algo que entiendo necesario para mantener la tensión e intriga, pero que a mí me ha parecido demasiado cambiante e imprecisa, sin llegar a comprender esa fascinación que causa en el grupo de amigos ni las decisiones que toman con respecto a ella. Me ha parecido todo esto un tanto irreal y poco consistente, siendo uno de los motivos por los que no he llegado a implicarme completamente en esta historia ni en lo que estaban viviendo sus protagonistas.
A pesar de que los escenarios en los que transcurre Nunca es tarde para morir no son determinantes para el desarrollo de la historia, la novela cuenta con una fantástica ambientación en la que se aprecia que Pablo Palazuelo conoce de primera mano la ciudad en la que sitúa la trama, Nueva York. La narración incluye múltiples referencias y descripciones gracias a las que el autor nos va moviendo con soltura por sus calles, edificios y lugares más emblemáticos, permitiendo que hagamos una composición en nuestra mente tanto de los distintos entornos como de la atmósfera que los caracteriza, siendo de esta manera una lectura muy visual.
Todos estos elementos son los que componen la obra de Pablo Palazuelo, una novela con un planteamiento, como ya he señalado anteriormente, complejo y que va a requerir por ello un poco más de atención durante su lectura, en especial durante los primeros capítulos que son los que sirven para introducir a los personajes y ubicarlos dentro de la trama. Pero una vez sentadas las bases el libro irá ganando en intensidad, encontrándonos con un desarrollo que mantiene la tensión y el suspense gracias a un argumento que en un primer momento podemos pensar que es una historia de espionaje, aunque luego comprobaremos que esta idea no es del todo acertada ya que a pesar de que aparecen los servicios secretos, estamos ante una novela negra con sus dosis de violencia, criminalidad, acción e intriga.
En conclusión Nunca es tarde para morir de Pablo Palazuelo es una novela con un argumento elaborado y complejo que, a pesar de los pequeños “peros” que he señalado, mantiene el interés y la tensión a lo largo de sus páginas, dando como resultado una lectura ágil y entretenida con la que disfrutarán los aficionados al género.
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Gracias al autor por facilitarme el ejemplar para su reseña