Este año, ya saben, se celebra el centenario de la que fue mi casa en la mayor parte de mi vida laboral. Cuando entré por la puerta de Caspe 6, hace 34 años, el indicativo que recuerdo era el que pregonaba “Radio Barcelona, la radio”. También circuló otro, el que advertía para los despistados que sintonizaban “Radio Barcelona, la primera y la número uno”. Esto último se esfumó años atrás con la irrupción muy fuerte de Catalunya Ràdio (la pólvora del Rey siempre ha funcionado bien) y sobre todo de RAC 1, que mantiene hoy en día el liderazgo en Catalunya.
Pero lo de la primera no se había discutido jamás hasta, qué curioso, el año de su 100 cumpleaños que algunos pretenden camuflar con distintos procedimientos. Por ejemplo, el de recurrir al género “centenario de la radio”, cuando obviamente esto no se sostiene. La primera transmisión de radio se produce en la nochebuena de 1879 en el lejano Massachusetts y en España, Radio Ibérica se adelantaría unos meses a Radio Barcelona, aunque la primera pasó a la historia y no se mantuvo durante 100 años.
Entonces se supone que se habla de “centenario de la radio en Cataluña” pero todo este artefacto se adorna con teorías de la conspiración con poco sostén científico y con una clara intención ideológica detrás, de sobras conocida. Son los de siempre, los que quieren ser el muerto en el entierro y la novia en la boda, y de manera mezquina y trilera intentan esconder la realidad: que quien cumple 100 años es Radio Barcelona. Por más documentales, páginas de periódicos, podcast y otros inventos sobre peripecias reales o inventadas de “fundadores” que se quieran sacar de la manga.
Esto ya lo cantó hace unos cuantos años Joan Manuel Serrat (que, por cierto, estuvo fenomenal el miércoles en la gala del centenario): “Nunca es triste la verdad. Lo que no tiene, es remedio”