Revista Cultura y Ocio

Nunca estuvieron en la luna

Por Alaurenza
Nunca estuvieron en la lunaEn la ciudad de Rosario, salpicada por la crisis económica que mantuvo en vilo al país durante los años 2001 y 2002, transcurre la novela Nunca estuvieron en la luna del escritor Raúl Astorga.
El plan ideado por Cedrón, y ejecutado con el apoyo de Trujillo y Varela, para recuperar lo que cree suyo de una última y definitiva vez, lleva la historia hacia adelante. Pero el libro es más que eso. Es también un recuento de las pequeñas cosas en que se manifiesta la vida, aunque la coyuntura sea adversa, a las que el hombre puede asirse para seguir navegando.
Compartiré algunas líneas que calaron en mí de manera especial.
“Mientras haya un huequito para vivir, hay que vivir.” (tío Humberto)
“Lo que sucede con el jefe es lo mismo que sucede con la burguesía, papá. Tienen miedo al progreso de los otros.” (Gentile)
“Sabían que esa noche sería eterna, aunque nunca supieran sus nombres, ni su origen, ni su filiación.” (cronista)
“Y el tío Humberto la esperó hasta el final. Su última palabra, antes de partir de este mundo fue su nombre, Gabriela.” (Trujillo)

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