Revista Deportes
El devenir de la vida es un alegato continuo a morder la manzana invitados por la serpiente que representa la debilidad así como una trampa usual que te hace separarte de unas convicciones que te has labrado para sí, puedo decir que toda una vida.Pongo este ejemplo genérico para explicar lo que le ha ocurrido a mi equipo en los dos últimos partidos. el primero de ellos, el de la semana pasada ante el Calavera, hemos mordido esta manzana y caído en la trampa de faltar a ser fiel a sí mismo, presentando una imagen pésima de un equipo de fútbol basada en una anarquí de ubicación y movimientos sobre el campo, una falta de rigor defensivo, una alarmante inseguridad en la creación de juego, todo ello llevado hasta una ofuscación global cuyo resultado no fue sino el que tenía que ser: fuimos un equipo vulgar y, por supuesto, perdimos el partido.A todos nos dolió caer de esa forma y durante la semana hemos hecho un tratamiento de choque y reformateo para recuperar la asunción de unos principios que nos permitiera competir siendo nuevamente nosotros.El rival era duro, a priori el más duro puesto que ocupaba el primer puesto en la clasificación, el Camino Viejo que a afectos de recuperar nuestra personalidad, daba igual quien fuera. Hemos machacado una y otra vez durante la semana todo lo que había que hacer, hemos escudriñado en nuestra forma de jugar para no faltar a ella bajo ninguna de las situaciones que pudieran plantearse en un partido.El resultado fue el que tenía que ser, y no me refiero al cómputo del partido que, por supuesto, están íntimamente ligados. Salimos a dominar, a que el balón siempre fuera nuestro, a tener la personalidad suficiente para aparecer siempre, a desarbolar al rival en ataque, a maniatarles con la posesión de balón. Ellos acusaron un poco esta pérdida de protagonismo y poco a poco se fueron cargando de tarjetas hasta que en el m.28 se quedaron con uno menos. Seguro que de no habernos encomendado a nuestros principios durante la semana, el hecho de que el rival se quedara con un jugador menos hubiera trastocado mentalmente para seguir afrontando nuestro juego pero el equipo insistió e insistió sin nada distraernos. Sólo modificamos a tenor de su inferioridad que nuestros laterales fueran muy largos en ataque y se sumaran continuamente para crear superioridad y amplitud que desembocara en un desgaste físico de nuestros rivales.Ya pudimos marcar al final de la 1ª parte pero no lo conseguimos. El descanso sirvió para arengarnos a perseverar en el plan previsto y estar más que atentos a los arreones de orgullo que pudiera tener nuestro rival en forma de sacar partido de alguna jugada de estrategia o algún pelotazo a nuestras espaldas.Digno de un guión prrefijado, todo salió bien; martilleamos con posesiones largas, paciencia y aceleración en metro finales.Ganamos 2-0 pero sobre todo, ganó que fuéramos fieles a nuestros principios.