SinopsisEl barón Rothewell vive recluido durante el día, para luego abandonarse en toda clase de juerga durante la noche. Marcado por una infancia llena de tormentos y privaciones, a Rothewell no le interesa nada ni nadie y sólo desea vivir al borde del peligro.Hasta que se encuentra con el conde de Valigny, un hombre que, al igual que Rothewell, también prefiere arriesgarlo todo en cualquier situación. El enfrentamiento entre ambos rivales puede tener consecuencias inesperadas, en especial una noche en la que Valigny decide apostar algo mucho más valioso que el oro: nada menos que la bella Camille Marchand, una mujer desesperada cuyos ojos son capaces de penetrar en lo más profundo del alma de lord Rothewell.Ahora, el barón debe utilizar sus cartas con el mayor de los cuidados, porque, por primera vez en su vida, algo verdaderamente importante está en juego: el amor que puede rescatarlo de una existencia desdichada.
Opinión personal
«Nunca te enamores de un canalla» es la cuarta entrega de la familia Neville, el primero − que nos cuenta la historia de Martinica − está incluido en la antología Escuela de señoritas y, ya puestos, me lo debería releer porque hace tanto tiempo que ya ni me acordaba.
Kieran Neville, Lord Rothewell, es de esos personajes que llaman mi atención desde el primer momento. No lo puedo remediar, estos hombres atormentados, fríos y un poco canallas son una de mis debilidades.No se puede decir que sea un personaje que infunde cariño. No, lo cierto es que, a simple vista, tiene pocas cualidades. Vive totalmente despreocupado del negocio familiar, dejando que su hermana y su socio lleven, no solo las riendas, sino toda la responsabilidad. Y si pensáis que la autora intentará suavizar su carácter a lo largo de la novela, os vais a llevar una sorpresa porque, al menos a mí, a medida que iba avanzando la lectura y este buen señor iba haciendo de las suyas, me iba enfadando más con él. Cierto que el que avisa no es traidor, pero tampoco lo convierte en mejor marido.El gran problema es que no se soporta a sí mismo y con el tiempo se ha convertido en un gruñón, libertino, jugador y casi, casi, un alcohólico. Aunque, rascando un poquito, encontraremos un hombre leal, que vive inmerso en la culpa que es como un demonio que le corroe por dentro − por fin conoceremos el pasado oscuro que lo ha convertido en el hombre que es − y que ha provocado su rendición total. Sí, posiblemente, lo que más me haya enfadado es su poca capacidad de lucha.
Camille es su partenaire perfecta. Es una mujer fuerte, pragmática, resolutiva y con una determinación que asombra. De fuerte carácter, es una de las pocas personas que no se amedrenta ante Kieran, quizás debería, pero hay algo de él que le provoca ternura. No ha tenido una vida fácil y, ahora hará lo que considere necesario para conseguir su objetivo, que no es otro que escapar de las garras de su padre y conseguir la independencia económica.Camille es un personaje que me ha gustado mucho. Me gustan las mujeres que lejos de lamentar su cruda situación, luchan por mejorarla. Me ha gustado su firmeza, y a la vez he admirado su fortaleza − o su capacidad para disfrazar sus dudas y sus miedo − y esa valentía que tiene para enfrentar su situación, aunque haya momentos en los que parece que decaiga, siempre encuentra el ánimo necesario para sobreponerse.
La relación entre ellos empieza de una forma bastante singular. A pesar de prevalecer una frialdad en la relación totalmente acorde a la de un matrimonio de conveniencia, algo que no pueden controlar es la pasión que sienten mutuamente. Pero Camille irá conquistando poco a poco a Kieran y agujereando la coraza que lo mantiene encerrado en su mundo. Es un amor que surge lentamente, como a mí me gusta. Entiendo perfectamente las razones que conquistan a Kieran, pero el problema ha sido que sigo buscando las motivaciones que llevan a Camille a corresponderle. Eso ha sido para mí, el gran punto débil de la novela, que la autora no ha conseguido convencerme.
La novela no ha sido exactamente como me esperaba, sabéis que las relaciones con diálogos irónicos me encantan, y si la situación inicial se hubiera alargado en vez de pasar a esa relación tan educada entre ellos, me hubiera gustado mucho más.
Pese a todo, me gusta como escribe Liz Carlyle. Lo cierto es que tiene un estilo ágil, con buenos diálogos que yo encuentro fácil de leer, con las descripciones justas y, sobre todo, está resultando una saga con unas tramas que se salen de lo común. Solamente por eso, creo que a las que, como yo, devoráis novela histórica, merece la pena leerlas. Espero no tener que esperar mucho para leer el siguiente, por ahora, me quedo con el primero, pero como digo, entre las novelas históricas que están publicando, creo que es una saga totalmente recomendable.
Comentar también, que me encanta la portada. Creo muy acertado el giro que la editorial está dando en ese sentido − aunque podrían haber esperado a acabar la saga, que ahora los libros quedan un poco desparejos en mi estantería − y si la carta hubiera sido una reina negra en vez de ese as de corazones, me hubiera parecido la portada perfecta, aunque, claro, así queda más romántico.
Datos de interés:Ficha del libro: - Ficha de la autora: - Blog de la autora:Otros libros de la saga
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Pepa