Desde que el invierno es un tío ilustrado y con licenciatura, ya nada es lo que era. Recuerdo cuando solo era eso, un estación que no merecía ni mayúscula y ahora ha ascendido a CICLOGÉNESIS EXPLOSIVA y ya nadie dice que hace malo, ni que refresca, porque la ciclogénesis explosiva da más miedo que Hacienda, sobre todo a los reporteros en prácticas que acaban en directo en la nieve, pensando si tanto blanco que cae del cielo es noticia si no es cocaína.
Dicho lo cual, que yo lo único que quería decir es que parece que anda refrescando, voy a empezar a relatar, queridos amiguitos: ¿Por qué es necesario llevar en el bolso un tutú y unos guantes de boxeo si eres escritor o escritora?
Si ya lo decía Alí, el gran Alí… “Float like a butterfly, sting like a bee” y qué gran verdad: ser escritor es algo más que sentarte ante el portátil y relatar con más o menos gracia una historia. Escribir es un proceso que no finaliza en la última página de tu novela, ni cuando el editor te dice que sí, que te la publica, ni cuando se lo cuentas a las madres del colegio para impresionarlas: No. Tras el fin empieza el rock and roll; EL PROCESO DE PROMOCIÓN.
Promocionar tu obra es tan importante como escribirla y si no debiera serlo lo hablamos otro día, no vaya a ser que se ponga a “ciclogenear” el explosivo invierno y me pille aún aquí.
Cuando comienzas el periplo de presentaciones, actos, tertulias, charletas, ágapes, encuentros, entrevistas, desayunos bloggeros ( y así hasta mañana), debes saber que muchas de las delicadas bailarinas que se acercan a ti con sus tutús y sus delicadas palabras bailantes, te lanzarán el gancho de izquierda en cuanto te agaches a recoger sus alabanzas. Cuando expones tu obra y el personaje en el que probablemente te has convertido al firmarla, quedas expuesto a su lado, te conviertes en un alguien sobre el que verter opinión, alguien que será analizado y que tendrá que pagar mucho parking si pretende acudir a todos los eventos que le surjan.
Consejo serio: Las expectativas realistas suelen ser más resistentes al desaliento que las ensoñaciones. No digo que no sueñes con la gloria, solo que seas consciente de que en este país cada vez escribe más gente y cada vez lee menos. Es estadística, no mala leche. Es posible que acudas a un evento que has preparado junto con tu editorial con mucha ilusión y no aparezca el público que esperabas. Es posible que se pase una feria importante sin que las alabanzas se reflejen en las ventas. Es posible que las visitas a tu blog no sean las esperadas. Todo es posible y si lo tienes en cuenta, escocerá menos.
¿Me odiáis? No lo hagáis porque mientras me odiáis muere un hada: lo dicen en la tele.
Otro consejo serio: Saber nadar y guardar la ropa, ser elegantes como bailarinas, pero resistentes como boxeadores, es una de las claves (o al menos eso opino yo). Moverse con alegría y sin soberbia en este mundillo, intentando no pisar a nadie ni olvidar que el respeto es la clave, no solo de la literatura, sino de la vida. Haz bien. Escribe bien. Espera lo bueno y no te dejes hundir ante las adversidades y si puedes, métete en un Gran Hermano por si acaso.
He escuchado hace poco, que la popularidad es la prima guarrilla del talento. Siempre nos quedará eso. Me mola mi prima guarrilla y me reservo mi derecho a considerarme más o menos talentosa. Y el resto… Ciclogénesis explosiva.
Ah… y sobretodo… Que no se os olvide respirar.
Revista Cultura y Ocio
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