Revista Cultura y Ocio

Nuria Espert

Por Juliobravo

Nuria Espert

La mirada de Nuria Espert es un lienzo de infinitos colores con los que se dibujan los sentimientos más encontrados, los más luminosos y los más sombríos. Y todos están en esa sobrecogedora -«histórica», la definió mi amigo Marcos Ordóñez, con quien coincidí en el teatro- interpretación de «La violación de Lucrecia», que estos días ofrece en la sala pequeña del Español. A Nuria (setenta y cinco años orgullosamente confesados) no le hacía ninguna falta arrojarse durante hora y media en un espectáculo agotador, que exige una entrega que lleva al vacío. Podía haber elegido una puesta en escena más reposada, más convencional; un atril, unas luces favorecedoras, y una lectura dramatizada del angustiante texto de Shakespeare que hubiera satisfecho a sus incondicionales (que somos muchos) y le hubiera servido para llenar un año de gira de manera elegante pero plácida. Claro que entonces no estaríamos hablando de Nuria Espert, una actriz prepotente («más poderosa que otros, o muy poderosa», dice la primera acepción de esta palabra del diccionario de la RAE) e inacabable. 

Miguel del Arco, el director de ese hito de la escena española reciente que es «La función por hacer» (hoy y mañana en el teatro Central de Sevilla), fue el elegido por la actriz para llevar a escena el poema shakespeariano. Lo hizo antes de ver lo su trabajo en la adaptación de Pirandello y, según el relato de los dos, la conexión fue inmediata. Para él, trabajar con Nuria ha sido un regalo. A ella le ha atrapado el mimo con el que Del Arco cuida a sus actores, el respeto con el que los trata, sabedor de que (y más que nunca en espectáculos como éste) se encuentra en sus manos...
E

n escena, Nuria se arroja al suelo, a la cama que ocupa el centro de la escenografía, se estremece, camina, se desespera, llora, sufre... Su cuerpo se transforma en varios personajes sin ahuecar falsamente la voz, que suena siempre cristalina, clara, con una dicción impecable. Apenas en una ocasión suena ese final agudo tan característico de Nuria... Siempre salen de sus entrañas Lucrecia, Tarquino, Colatino... Son ellos quienes han ocupado el cuerpo y la voz de una gran actriz que es también, os lo aseguro, una gran señora. Una muy gran señora.
Pdta. Tengo muy desatendido el blog últimamente, espero que sepais disculparme.
Foto: Javier Naval


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