No se asusten pero cada vez más irán oyendo palabras médicas o referentes a la nutrición cada vez más extrañas pero que se volverán populares. Calorías, vitaminas y minerales son un buen ejemplo de ello desde hace décadas, los más modernos eran probióticos y prebióticos y ahora estamos entrando en la era de la nutracéutica para diferenciarla de los alimentos funcionales y los suplementos dietéticos. Incluso para el no profano como yo, más interesado en otros aspectos de la pediatría, a veces cuesta diferenciar estos conceptos.
El Dr. Stephen De Felice acuñó en 1989 el término "nutracéuticos" de "nutrición" y "farmacéutico" como un alimento o parte de un alimento que producen beneficios médicos incluyendo la prevención o tratamiento de una enfermedad. En síntesis se encontrarían a medio camino entre los medicamentos, que se obtienen por síntesis química y los productos llamados naturales de los herbolarios. Están regulados por la CE desde 2002 y la propaganda suele pregonar que es el arte de cuidarse desde dentro hacia afuera.
Ayer tarde tuve la oportunidad de estar en una mesa redonda con Mareva Guillioz Lombard, asesora de Nutrición, Dietista y Naturópata, Juana Mª González Prada, Licenciada en Ciencia y Tecnología de los Alimentos y la periodista Anna Martínez Daries, Jefa de Redacción de Saber Vivir. No me voy a extender; es un concepto interesante e incluso se han descrito 10 tipologías diferentes de personas dependiendo de su estilo de vida y nutrición. Como en todo "lo nuevo" el tiempo dictará sentencia y lo que hoy es A mañana será B pero en muchas ocasiones seguirá siendo A. Algún artículo reciente demuestra que se disminuyen los resfriados con suplementos dietéticos aunque ciertamente falta mucho tiempo para que el "gran público" asimile estas nuevas posibilidades para prevención de las enfermedades o sentirse mejor. Alguien serio y honesto nos lo ha de explicar.
Durante el encuentro surgió una idea que a mí me pareció especialmente útil y para los comerciantes que la pusieran en práctica aumentaría el prestigio de su establecimiento y crearían nuevos puestos de trabajo. En los mercados y supermercados tendrían que haber guías dietéticos que enseñaran a comprar a la gente y les aconsejaran en función de su trabajo, familia, conocimientos en los fogones y poder adquisitivo. Pondré un ejemplo: no es lo mismo recorrer un museo sin guía que con guía; sin él la visita puede ser de lo más triste y estéril porque se aprende poco y con uno bueno disfrutas,aprendes y no lo olvidas.
Desde aquí hago un llamamiento para constituir un grupo de compradores de productos de mercado pero acompañados por un guía dietético al que se le pagarían los emolumentos adecuados