Lo tradicional es pasar a una alimentación “de cuchara” a base de papillas, purés, potitos, etc. Pues bien, aquí es donde el BLW, técnica que surge en el Reino Unido y Nueva Zelanda, propone un cambio de rumbo, busca que el niño se autoalimente mediante el uso de alimentos sólidos para comer con los dedos o finger foods. Estamos hablando de la introducción de alimentos a los 6 meses, sí, y no a los 4 meses como se suele hacer hoy en día muchas veces más por necesidades laborales que fisiológicas del niño. Introducir los alimentos a los 6 meses tiene su razón, y es que a los 4 meses el bebé es incapaz de comer por sí solo, pero a los 6 meses su desarrollo neurológico le permite hacerlo, ya puede mantenerse sentado y está desarrollando sus habilidades motoras en las manos, la capacidad de coger cosas, por tanto, no precisaría cambiar la textura ni que alguien le diese de comer. No obstante, no debe ser un cambio radical ya que la adquisición de habilidades para comer solo en cantidades suficientes no se alcanza hasta los 8 meses, y por tanto, la cobertura de esas necesidades se debería realizar con la lactancia materna.¿Cómo se lleva a cabo?
No es una novedad darle de vez en cuando al bebé un trozo de pan, galleta o incluso alguna fruta para que la chupe y vaya probando. Lo que diferencia esas pequeñas pruebas del método del que os hablo es que el BLW basa la alimentación del niño en alimentos que pueda llevarse a la boca, desplazando el consumo de purés o alimentos triturados a algo esporádico como haríamos nosotros los adultos con nuestra alimentación.
Otra desventaja, al igual que sucedería con otros tipos de alimentación, es que si el niño sufre de algún tipo de patología, alergia o intolerancia a algún alimento, habría que valorar cómo afrontar la alimentación complementaria y si este método puede llevarse a cabo en ese caso.Como conclusión, este es un método que ciertamente exige un esfuerzo por parte de los padres y por supuesto, por la vida que llevamos hoy en día es mucho más fácil elaborar un puré o purés y congelar varios para que duren toda la semana. Además, contamos con esa tendencia a hacer que el niño termine el plato y como consecuencia acabamos dando un exceso de aporte calórico y, en muchos casos, proteico pudiendo favorecer una ganancia de peso superior a lo normal, lo que deriva, según ciertos estudios, en predisposición a desarrollar obesidad y síndrome metabólico. Este es un método a tener en cuenta y que seguro va a ser beneficioso a nivel nutricional y aún más importante a nivel familiar.Con esto me despido, no os perdáis la receta del viernes. :)Realizado por Tamara Valencia DueñasFuentes“Alimentación complementaria dirigida por el bebé («baby-led weaning»). ¿Es una aproximación válida la introducción de nuevos alimentos en el lactante?” Acta Pediatr Esp. 2013; 71(4): 99-103Asociación Española de Pediatría (AEPED)