Durante siglo y medio el Aula de la Esfera del Colegio San Antón de los jesuitas fue el principal centro de estudios matemáticos y astronómicos de un país de navegantes como era Portugal. Desde finales siglo XVI y hasta la expulsión del XVIII se mantuvo la enseñanza de la Compañía de Jesús en Lisboa.
El Colegio de Lisboa también se decoró con maravillosos paneles de azulejos, tal como hicieron los de Coimbra, Évora o San Salvador de Bahía.
Tras la expulsión parte de los terrenos del colegio se transforman en lo que hoy es un gran centro sanitario en funcionamiento. El hospital de San José se encuentra en pleno centro, muy próximo a la Plaza del Rossio, y nadie podría esperar encontrar en su interior el que quizá sea el más delicioso conjunto de paneles de azulejos matemáticos que se hayan pintado nunca: el Aula de la Esfera.
Las escenas de las azulejerías son similares a los de las Aulas de Física y Geometría del Colegio del Espíritu Santo de Évora: varias escenografías se repiten de forma casi idénticas como la Alegoría de la Geometría, los Espejos Ustorios de Siracusa, el Primer Motor, o el Observador del telescopio.
Para ver el Aula de la Esfera hay que entrar en el hospital por un bonito arco y dirigirse a la Biblioteca que tiene delante las estatuas de los santones. Pasamos por la entrada y la escalera –ambas espléndidas- para acceder a la primera planta; allí un personal amabilísimo nos abrirá la sala de conferencias. En su interior escuchamos el eco del canto del poeta lisboeta Pessoa cuando comparaba la belleza matemática con la Venus de Milo.
Reproducimos una lección de geometría que un sabio coronado (¿Pitágoras?) está impartiendo a un astrónomo (¿Ptolomeo?). Una figura con llaves recuerda lo dicho por Roger Bacon: la matemática es porta et clavis.