Rocían muertes sobre Misrata,
silencian latidos en Damasco,
y la aznaridad sigue dando asco
con su carcajada tan abyecta.
La ONU y su OTAN tan olvidadiza
de las dignas palabras, husmea
-como Azrael-,busca con la tea
el tesoro marcado con tiza.
Ahora que la dignidad arde
con su voz, manos y largos pasos,
no, no me maten a Sheredzade.
Ahora que el latido enamora
a las plazas de Tahrir y Kashba,
no oculten el amor a deshora.
Poem by W.