Imagen | La caja de los hilos.
Los elementos comunes de esta fiesta son la celebración en el mes de noviembre (o finales de octubre) teniendo como elementos principales la castaña y el fuego. Con esta fiesta la castaña recupera la importancia que el maíz y la patata le fueron arrebatando en los últimos siglos.
En lo que se refiere a Galicia, el magosto se celebraba, tradicionalmente, el día 1 de Noviembre, si bien en Ourense al madurar más tarde el fruto, se celebra coincidiendo con la festividad de su patrón, San Martiño, el 11 de Noviembre. Es costumbre extendida ir a un monte cercano (en el caso de la ciudad, uno de los más usados para este fin es el de Montealegre) y encender una hoguera en la cual se asarán la carne de cerdo, los chorizos y las castañas. Se aprovecha la ocasión para la degustación del vino nuevo de la cosecha.
La fiesta consiste en realizar una hoguera y, una vez hay brasas, se coloca sobre ellas un cilindro metálico con agujeros en su base, llamado tambor o, en algunas zonas, tixolo. Sobre este recipiente, u otro por el estilo, se extienden las castañas a las que previamente se les ha realizado un corte en un extremo para que no salten o exploten. Una vez asadas se pelan y se comen.
Es común tiznarse la cara con los restos de la hoguera, saltar las hogueras ya que trae suerte así como realizar diferentes juegos tradicionales, contar cuentos y cantar canciones populares.
HISTORIA DEL MAGOSTO:
Desde el paleolítico, el hombre se alimentó de castañas y bellotas. Con la expansión del cultivo de castaños por los romanos, su fruto se convirtió en la base de la alimentación de la población, tanto como fruto fresco, seco o molido para hacer harina. En el siglo XVI la llegada del maíz y la patata de América hicieron que las castañas perdieran su protagonismo en la alimentación campesina.
Hay varias teorías sobre el origen el término “Magosto”: Magnus Ustus (gran fuego) o Magum Ustum (resaltando el carácter mágico del fuego).
Tradicionalmente esta celebración se realizaba con la recogida de este fruto y servía también como agradecimiento por la cosecha recibida.
Murgía relacionaba esta fiesta con los difuntos (que se celebran el día siguiente), considerándola un banquete funerario: las castañas simbolizarían la muerte y el vino nuevo la vida.
Existe coincidencia en considerar los magostos como una celebración de origen pagano, relacionada con la fecundidad y el folclore del fuego que marca el paso de los ciclos agrícolas, a modo de simbolismo del final del ciclo solar.
Como sucedió con otras festividades paganas, terminó siendo cristianizada asociándola a “Todos los Santos” y “San Martiño”.
SUPERSTICIONES:
Existe constancia de algunas prácticas supersticiosas relacionadas con la creencia de que el fuego posee vida propia y un cierto carácter sagrado: nunca se debía escupir sobre él, ni echar restos de comida o cualquier otra cosa. No se debía matar el fuego si no que había que dejar que las brasas se apagasen solas, poco a poco: se creía que las almas venían a calentarse en la noche a su lado.
Otros decían que cada castaña comida era un alma que se sacaba del purgatorio y para que estas almas pudiesen comer algo, siempre se dejaba alguna castaña entre las brasas.
Fuentes | Wikipedia, Revista de Folklore.
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