Revista Cultura y Ocio
“La injusticia, allí donde se halle, es una amenaza para la Justicia en su conjunto”—Martin Luther King.
Tanto Micheletti como Vásquez Velásquez han demostrado, y continúan demostrándolo —como si no estuviéramos convencidos de ello— que no saben hacer las cosas. Los mandaron a hacer una sucesión presidencial y acabaron dando un golpe de Estado-Militar. Como bien lo calificó el novelista Mario Vargas Llosa: “Una acción militar de una gran torpeza”.
Con esta torpeza han arrastrado a los plumígrafos del golpe, periodistas y columnistas, a formar parte de la antología del ridículo. A estos pobres colegas, que ya tenían destilada la tinta para defender la “sucesión” no les quedó de otra que lanzarse al vacío al intentar defender un golpe de Estado-Militar. Después de que esto acabe tendrán que hacer todo tipo de conjuros para ver si así pueden quitarse el estigma en la frente que los identificará a dónde vayan: Golpistas. Estoy seguro de que los más inteligentes dentro de ellos, le tienen rabia al dúo por inepto, pues era mucho más fácil defender una “sucesión”, en cambio, un golpe de Estado-Militar, como ha quedado evidenciado, es imposible. Por muy experto/a que el “informador” sea en desinformar y mentir.
Y con tantas metidas de extremidades hasta sería graciosa esta dupla golpista, de no ser porque ya han dejado en el camino del golpe de Estado-Militar casi una treintena de muertos; compatriotas violadas; y una interminable lista de violaciones a los derechos humanos, a la libertad de expresión. A todo esto habrá que agregar el despilfarro del erario publico, lo que, directa e indirectamente produce otras muertes ante la escasez en los hospitales.
Lo que para el dueto Micheletti-Vásquez es juego, no lo es para la gran mayoría de hondureños y de la comunidad internacional que respetan la vida. Se han hecho tantos esfuerzos, gasto de tiempo y económico por solventar esta crisis pero no ha sido posible puesto que el sector Micheletti abunda en charlatanería.
Desgraciadamente a este circo barato se unió Thomas Shannon, pues su propósito, ya hecho público, no era buscarle solución al golpe de Estado-Militar en Honduras sino su problema de ser vetado como embajador de Brasil y levantar el veto a Arturo Valenzuela como subsecretario de Estado para América Latina, según lo vertido por el vetador, senador republicano Jim DeMint: "La secretaria (de Estado) Clinton y el (saliente) vicesecretario (de Estado para América Latina), Thomas Shannon, me han garantizado que Estados Unidos reconocerá el resultado de las elecciones hondureñas, haya sido restituido o no Manuel Zelaya", y como por arte de magia se levantó el veto a Valenzuela.
Lo de Shannon en CNN no es una entrevista ni una noticia sino un mensaje directo para que fuera explotado por los golpistas de la mejor manera y para desmoralizar al pueblo hondureño.
De ser cierta esa negociación a costa del pueblo hondureño —la Administración Obama y cualquiera que tenga duda, tiene que entender que el golpe de Estado-Militar no fue dado solamente al presidente Zelaya sino al pueblo hondureño, y es este mismo pueblo que exige revertir ese golpe y la única vía es la restitución del presidente constitucional Manuel Zelaya.
El malestar en el pueblo hondureño hacia los Estados Unidos ya se hace sentir, pues Barack Obama llamó hipócritas a quienes criticaban de insuficiente la intervención estadounidense para resolver con la restitución del presidente Zelaya la crisis hondureña y ahora el balón de la hipocresía está en la cancha del también basquetbolista Obama. Sin olvidar que la intervención republicana está antes y durante el golpe, el trío de Miami y el mismo senador Jim DeMint visitó Honduras para apoyar con total descaro el criminal golpe de Estado-Militar.
Algo curioso que ocurrió en los Estados Unidos fue cuando Obama anunció a Hillary Clinton como la jefa de la diplomacia, a la comunidad afroamericana y parte anglo no le convenció este nombramiento, puesto que Hillary había atacado ferozmente a Barack durante la campaña, y para muchos aunque Hillary sea Clinton está muy a la derecha de Bill. Ahora con este primer reto de Obama en el continente, florecen las dudas, el lenguaje ambiguo, la falta de firmeza, esa supuesta negociación a costa del pueblo hondureño sin importarles las muertes ya existentes, la violación a los derechos humanos y las muertes que pueden producirse de deteriorarse más la situación al respaldar unas elecciones en el contexto de un golpe de Estado-Militar.
Todo nos lleva a la sospecha de si Obama dentro de su misma Administración tiene quien le está haciendo mal los mandados para que pierda este primer round... y así sucesivamente, o tal vez sea verdad que la Administración Obama ha encallado en Honduras y no encuentra salida a la crisis. Quizá la Administración nos subestime por tratarse de un país pequeño y pobre pero no hay que olvidar que desde la niñez nuestros padres nos prevenían de que hay que tener cuidado con las honduras, Honduras, no es el primero que se ahoga.
Después de que los emisarios estadounidenses visitaron Honduras llevando ilusión al pueblo hondureño diciendo una cosa en Tegucigalpa y ya puestos en Washington expresando otra para las cadenas de prensa, sólo queda pensar que en comunión con los golpistas criollos han burlado al pueblo hondureño y a la comunidad internacional. Si el golpe de Estado-Militar persiste y no hay restitución del presidente constitucional Manuel Zelaya, y aun así los Estados Unidos se empecina en reconocer las elecciones, América Latina tiene que entender bien el mensaje que le da plena y justificada libertad de armarse, descabezar a jefes militares sospechosos, así como también se vuelve comprensible si los países deciden armar a sus pueblos ante la amenaza latente de un golpe de Estado-Militar, que de todas maneras será refrendado por la potencia militar más grande del mundo.
Otra cosa, ante la incapacidad de solucionar la crisis hondureña o lo que es peor utilizar esa crisis para sus intereses dentro del Senado, para diferenciarse de los golpistas, Barack Obama estaría en la obligación moral de no aceptar el Premio Nobel de la Paz, el discurso para hacerlo sería fácil y sencillo, yo se lo escribo: “Caí o encallé en Honduras”.