Antes, estas películas estaban prohíbidas. Pero a Obama le gustan. Así de sencillo: ven películas en donde gente real es asesinada. Y, además, se dejan fotografiar mientras las ven. Para que le de envidia a todo el mundo.
Bin Laden –supuestamente-, la gente que estaba en la casa, mujeres, niños…Debe ser de lo más. Alto voltaje. Emoción garantizada. ¿Estarán haciendo ya el videojuego?
Igual ha hecho la OTAN, dejando morir a 61 inmigrantes de sed y hambre en una patera. Desde el helicóptero les vieron. Incluso hablaron con ellos. Pero rescatarlos…Eso son palabras mayores. ¿Los habrán grabado? Pueden, incluso, ganar un dinero. Hay cadenas a las que les gusta dar esos temas. Eso, sí, por el interés humano y el drama que representan.
A los demás se les prohíbe ver esas películas, sobre todo si son menores: es degradante, dicen. ¡Ah! Pero si eres de los que mandan…Hillary Clinton se pone la mano en la boca. Estornudando, decía. Vaya usted a saber. Igual se moría de la risa. Esa risa histérica que te da cuando ves algo que te desborda.
A los niños en los Estados Unidos no les van a poner la película. Pero sí la foto de su Presidente viendo la película. La maldad del malo ejecutado, merece la ocasión. De vez en cuando, hay que saltarse las normas. Y si te molesta, dice Obama, háztelo mirar.
Mirar, mirar…Miramos cosas diferentes. Y vemos cosas diferentes.
Mirar, por ejemplo, una snuff movie. De las que le gustan al premio Nobel de la paz. O no mirarlas. O ver sólo barbarie. Y como no vemos lo mismo, pues eso, a hacérnoslo mirar.
No vaya a ser que nos indignemos.
Grandes personas.