Revista Salud y Bienestar

Obesidad infantil en España: una situación preocupante

Por Plob

Hoy es el Día Universal del Niño y en ¡Ciencinante! hemos querido hacer una entrada especial dedicada a uno de los mayores problemas que tiene la infancia del primer mundo, y, en este caso, la de España: el sobrepeso a edades muy tempranas.

Inauguramos con esta entrada una serie que iremos retomando dedicada a la salud de los más pequeños, donde repasaremos situaciones más graves y que afectan a otras partes del planeta que no por tener menos medios, o precisamente por eso, debemos olvidar. Pero hoy queremos dar a la obesidad infantil la importancia que, tristemente, merece.

El último estudio ALADINO llevado a cabo en el marco de la Estrategia Naos, nos revela unos preocupantes datos, donde podemos observar que el 45,5% de los niños españoles de entre 6 y 10 años tienen exceso de peso. Estas alarmantes cifras han hecho que a principios de verano se recurriera a un «primer espada» de la ciencia española, el eminente cardiólogo Valentín Fuster, para elaborar una estrategia que combata estos preocupantes datos, siendo su caballo de batalla el fomentar un estilo de vida saludable, en el que se incentive más la actividad física, así como una comer de una forma más ordenada y equilibrada.

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En esta infografía podemos ver los datos del último Estudio ALADINO, realizado el pasado año (Infografía: Pablo Lobato Villagrá).

Desde aquí, queremos aportar nuestro granito de arena en esta lucha, y creemos que una buena forma de hacerlo es recuperar nuestra identidad en cuanto a nuestra cultura gastronómica. Es necesario reflexionar sobre una educación que ensalce una buena alimentación, recuperando de los valores de cocina tradicionales todo lo positivo, y adoptar nuevos hábitos de alimentación, siempre y cuando influyan positivamente en nuestra salud, pues, como tanto se ha dicho, somos lo que comemos. Huir de la denominada «Macdonalización», tal y como la describió Ritzer hace casi una década, y recuperar la alimentación tradicional dentro de las necesidades de cada uno (no comerse un cocido maragato enorme si vas a quedarte sentado en casa en lugar de ir a segar) lo veo como un reto fundamental, y reivindicar nuestra identidad no solo de la Dieta Mediterránea, sino también de la denominada Dieta Atlántica.

Aún estamos a tiempo de mejorar nuestra alimentación, así que pongámonos a la mesa, y cubiertos a la obra.


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