“Según los datos del MINSAL, el 34% de los niños chilenos menores de seis años sufre obesidad o sobrepeso”.
Lo anterior no responde a un fenómeno aislado, es una expresión de la sociedad en su conjunto. Según el informe 2014 de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), Chile es el séptimo país con adultos más obesos (25,1%) y el cuarto con mujeres más obesas (30,7%).
La obesidad es la patología más prevalente en la actualidad y ha aumentado en forma dramática en niños y adolescentes en los últimos años, en especial desde los años 90. En la actualidad, las principales causas de muerte en Chile se asocian con el sobrepeso, por lo que es fundamental prevenir estas enfermedades desde las primeras etapas de la vida.
¿Qué factores se asocian a la obesidad?
La obesidad se causa fundamentalmente por un desequilibrio entre la ingesta y gasto calórico. Sin embargo, este proceso es influenciado por varios factores, tanto genéticos como ambientales.
La OMS reconoce que la prevalencia creciente de la obesidad infantil se debe principalmente a cambios sociales. En este sentido, la obesidad no está relacionada únicamente con el comportamiento del niño. Al contrario, es esencialmente una expresión de las relaciones sociales, la base económica y las políticas en todas sus aristas, sean materias de agricultura, transportes, planificación urbana, medio ambiente, educación, y procesamiento, distribución y comercialización de los alimentos. Es decir, la relación alimentaria es expresión de la sociedad.
¿Cómo avanzar hacia la disminución de la obesidad infantil?
Es una tarea inmensa. Lo que quiero expresar es que, si bien una familia puede influir en gran medida sobre los hábitos alimentarios de sus niños, esto se desvanece cuando los factores externos no proveen las herramientas de desarrollo necesarias para sostener un estilo de vida saludable.
¿Se imaginan cómo una familia que ambos padres trabajan día y noche ganando un sueldo cercano al mínimo, puedan proveer de alimentos saludables y educación a sus hijos?
Es difícil hablar de soluciones cuando el acceso a la educación y salud de calidad es deficitario. Solucionar el problema con una mirada salubrista no depende sólo del esfuerzo individual -como algunos teóricos quieren hacernos pensar-. El problema es fundamentalmente social y, por consiguiente, requiere un enfoque poblacional, multisectorial, multidisciplinario y adaptado a las circunstancias culturales.
Fuente: Matasanos