Hoy, Roberto Oti Pérez, ha muerto. Era compañero mío desde que mi me moría recuerda y cada momento con él era único y memorable.
La maña del domingo fuimos al centro para celebrar el cumple de un amigo que teníamos en común del verano. Todo se presento bien y fue un día de 10. Al día siguiente había que madrugar para ir al colegio pero Oti falto. Se notaba su ausencia en clase. Esa misma tarde fui a su casa para decirle lo típico de que se mejore y esas cosas que hace un amigo y sus padres me dijeron preocupados que esa mañana se había levantado con una poco de fiebre y que desde entonces no le había parado de subir. Le ingresaron en el hospital pero ya no podían hacer nada. Tenía una de esas enfermedades que te pillaban desprevenido y no tenían cura. Me despedí del cómo de un hermano y dos horas más tarde descansaba en paz.
Se llamaba Roberto, pero todos sus amigos (o por lo menos los más cercanos) le llamábamos Oti. Era una persona especial en muchos sentidos pero sobre todo en el de la amistad. Era una de las personas, por no decir la única, en la que confiaba. Cualquier problema mío lo convertía en suyo y se involucraba para sacarlo adelante conmigo. Oti se dejaba querer mucho por todos sus amigos y es por eso que mucha gente le consideraba una buenísima persona y sobre todo muy amigable con todos aunque no le conociera.
Era una persona alta para su edad, con algo de barba y lógicamente en plena adolescencia. Ha muerto con la edad de 15 años, a unos meses de los 16. Parecía ya casi una persona adulta, tanto por la voz como por sus apariencias y su forma de ser. Era una persona que le gustaba saber cómo eran los demás y tenía cierta facilidad para saber en cierto modo lo que qué podían pensar. En eso se parecía a mí. Ambos confiábamos plenamente en los dos y compartíamos hasta el mayor de nuestros secretos. Estaba atento a todo lo que sucedía y era una persona muy curiosa. Confiaba en sí mismo y se puede decir que era un chico seguro de sí mismo.
Por lo que savia de él, le encantaba la historia y más si era antigua. Tenía varios juegos ambientados en eras antiguas. También le gustaban los juegos que en ese momento estaban de moda, juegos de disparos y de aventuras. Era una persona bastante inteligente. Lasciencias también le gustaban aunque estas les costaban un poco más. Era deportista y llevaba bastante tiempo practicando esgrima. Unos meses antes de su muerte lo había dejado. Se lo pasaba bien jugando con los amigos al futbol o sentándose en las gradas del colegio ablando del día a día, siempre le gustaba estar informado.
Oti dejo un gran vacío en muchas vidas pero sobre todo en la mía, pero me alegra saber que algún día me reuniré con el donde quiera que este y que nuestra amistad se hará aun más fuerte.