El objetivo fundamental proclamado
por los líderes de Podemos es lograr la mayoría, - aprovechar la ventana de
oportunidad que hace parecer posible y por tanto toda actividad política se
subordina a ese logro casi inmediato. Realmente es el objetivo de todo partido político, o debe serlo, la cuestión es que pocos pueden, o quieren, planteárselo como posible en unos meses. Muchos problemas surgen como
consecuencia de fijar ese objetivo de corto plazo, sus líderes saben que solo
podrán conseguirlo: tras incorporar izquierdistas desde la abstención,
fagocitando al electorado de IU, quitándoles el sitio, y conquistando el
centro, saben que el grueso de la batalla se librará con el PSOE luchando por ser
el granaglutinador del electorado socialdemócrata, -la mayoría del
electorado posible-, que incluye algo de izquierda, centro izquierda, centro y
centro derecha.
Lo anterior condiciona a quien
quiera gobernar, necesita dejar de lado el discurso izquierdista, siempre
insuficiente para sumar 10 millones de votos como muestra un año tras otro la
experiencia de IU, que tan bien supo ver Podemos, y obliga a elaborar otro
discurso transversal, interclasista e inter-generacional, con ingredientes
populistas, -cosas que todo el mundo quiere oir sin pararse a reflexionar sobre
costos y contradicciones- para que sumen a la mayoría de la gente enfrentándola
a un enemigo supuestamente pequeño en número. Con una base de simpatía
relativamente asegurada a su izquierda, lograda en sus inicios, -y que, por simplificar,
siguen a Monedero- ahora toca elaborar relatos para ganar el centro, -que
parecen corresponder a Carolina y Errejón, también por simplificar- el discurso
así se torna en muchas ocasiones contradictorio lo que podría apartar a gente.
Parecen tenerlo claro, quieren
gobernar, fundamentalmente en el Gobierno Central, consideran que desde él
tendrían poder para hacer cosas y dejan en el camino todo lo que consideran que
les podría quitar votos en unas elecciones generales. Tiene su lógica, en unas
elecciones municipales necesitarían miles de candidatos que hoy por hoy no
están definidos por una línea concreta, por lo que se colarían muchos intrusos facilitado por su particular
relación organizativa, más ligera que las tradicionales, en una campaña de
elecciones locales habría mucha gresca que desgastaría la inmaculada ilusión
actual, así sus líderes estiman que tienen más que perder, que lo que podrían
sumar.
Un problema de Podemos es el tiempo; acaban de nacer, se están formando como organización y las ideas no han tenido
tiempo de fraguar en experiencias colectivas de funcionamiento. Sus portavoces
dicen que en las municipales se colarían intrusos, que no podrían controlar por
falta de tiempo y medios, es cierto, pero eso les pasará en las siguientes
elecciones generales, como a todos los partidos se les sumarán arribistas Nadie
sabe cuál será el resultado y la percepción de la gente una vez que tengan que
tomar decisiones, así que dicen, mejor dejar al margen las elecciones
municipales para evitar desgastes que permitan llegar a las generales mejor
situados.
El tiempo se hace muy corto en la tarea de preparar equipos sólidos de gestión, que deben ser visualizados favorablemente por los electores a fin de inclinarlos a su favor; en política no es
suficiente tener ideas, ni siquiera sirve de mucho tener razón, lo fundamental
es tener fuerza, ganar para poder decidir, y para gobernar pueden ser
necesarios alrededor de 10 millones de votos y eso no se logra solo con la
extrema izquierda. En terminología CIS eje de auto-ubicación ideológica, se
consigue más allá del 1 y 2, entrando en los espacios 3, 4, 5 y 6 del eje
izquierda/derecha. Para llegar a esa población de centro izquierda, centro y
centro derecha, tiene que lanzar constantes mensajes que cubran sus intereses y el electorado debe percibir la solidez de los equipos de gestión, pero la solidez requiere
pruebas, práctica, experiencia, algo de lo que un partido nuevo carece y que podría
contrastar con la no participación municipal.
Existen similitudes entre este
Podemos de Pablo Iglesias y aquel PSOE de Felipe González, principalmente la
percepción que tenían el equipo gestor socialista y la que ahora tiene el
equipo gestor de Podemos, ganar el centro
sin cuyos votos es imposible poder gobernar. Las diferencias existentes, fueron
entonces más favorables al PSOE, su tradición e historia le facilitaba fuerte apoyo
internacional por los vínculos con la socialdemocracia europea y mundial, ello
facilitaba ayudas económicas y relaciones empresariales, relaciones políticas
con otros partidos y gobiernos, vínculos diplomáticos, cobertura ideológica… relaciones
de muy superior calado a los que tiene Podemos en la actualidad.
El PSOE en aquellos años pudo formar
equipos de gestión sólidos porque abrió
sus puertas, integró, fagocitó,… a miles de líderes y activistas de todas
las izquierdas y movimientos sociales, eran gentes con gran experiencia en
resolver problemas concretos insertados en todos los ámbitos de la sociedad,
-capacidad o impulso que perdió en los noventa, una de las causas fundamentales
de su agotamiento-. Las posibilidades para integrar a tantos individuos, las
facilitó una estructura organizativa y equipos que tenían clara la necesidad de
incorporar gestores políticos diversos. Este podría ser el destino para muchos
cuadros de IU, aunque aún no sabemos si Podemos cuenta con posibilidad de integrar
organizativamente en su estructura, y si aceptará la entrada de activistas que
pueden provocar fricciones, diferencias y dispersión, lo cual podría transmutar
parte del discurso conocido hasta hoy, que fundamentalmente es el de los
líderes.