Este mes en el Laboratorio de la Felicidad estamos poniendo el foco en el cuidado del ser humano y fortalecer el sentido del equilibrio.
El sentido del equilibrio es el que nos avisa de que nos estamos alejando del centro y lo que es aún más beneficioso, en qué dirección y sentido tenemos que hacer la corrección para volver al punto de equilibrio o centro.
Por ejemplo, en el caso del equilibrio físico, nos puede avisar de que nos estamos inclinando demasiado hacia un lado y que podemos caernos. En el caso del equilibrio espiritual, nos puede avisar de que no estamos siendo coherentes con nuestros valores, pensamientos o emociones.
En el ser humano, si queremos fortalecer el cuidado y equilibrio del SER, vamos a tener que tener en cuenta cuatro áreas o aspectos que son inherentes al mismo: el cuerpo, las emociones, la mente y el espíritu.
Con frecuencia, cuando tomamos la decisión de cuidarnos, lo que hacemos es dirigir toda nuestra atención al cuerpo y modificamos nuestra dieta, el ejercicio que hacemos y hasta el descanso. Ahora bien, quizás hayáis experimentado alguna vez que habéis elegido una dieta o un tipo de ejercicio que según van pasando los días os va poniendo de más mal humor, bien porque te impide comer algo que te gusta o porque te obliga a hacer un esfuerzo que no sólo te es costoso sino que además te aburre…. En estos casos, lo que ocurre es que estamos intentando equilibrar el cuerpo mientras estamos desequilibrando nuestras emociones.
Nuestro SER es un todo, y cada vez que modificamos algo en un área, el resto también se ven afectadas. De forma que si vas a elegir un ejercicio físico para integrar en tu día a día asegúrate de que es algo que también te divierte y entusiasma. No lo elijas únicamente por el número de calorías o los beneficios físicos, piensa también en cómo va a afectar a tu humor y si lo haces por elección propia o porque crees que lo tienes que hacer.
Entonces, ¿qué podemos hacer para cuidarnos y fortalecer el equilibrio?
Lo primero, conocer nuestro centro o punto de referencia, lo que nos servirá para ver cuándo nos estamos alejando, darnos cuenta cuanto antes y volver.
Este centro o punto de referencia es el que además, de forma diaria, podemos cuidar volviendo a él una y otra vez. Para ello será necesario, eso sí, crear un espacio en el día donde dediquemos tiempo a cuidarlo, de forma que llegue a convertirse en un hábito más de cuidado como el ducharnos o lavarnos los dientes.
Hoy me gustaría compartir el cuidado del centro del cuerpo. Y la práctica que os propongo es la relajación. Cuando el cuerpo está relajado él mismo vuelve al estado de paz natural donde además se despiertan funciones de limpieza, sanación y renovación de forma automática. El estado de paz es además un estado emocional que nos ayuda a mantener el equilibrio emocional, sosiega la mente y nos permite entrar en contacto con lo más esencial de nosotros mismos alimentando así el espíritu.
De ahí que dedicar un tiempo en el día exclusivamente a relajar el cuerpo sea una práctica MUY recomendable. Tanto que, si no tienes tiempo, yo me atrevería a decir que es preferible lavarte los dientes una vez menos al día y dedicar ese tiempo a relajar tu cuerpo.
Práctica para volver a la paz interior:
La práctica de la relajación que os propongo puede durar 5, 10 o 15 minutos. Vosotros elegís.
El primer paso: poned la intención de relajar el cuerpo para permitir que su propia inteligencia actúe llevándole a su centro, al relax. Después, imagina que hay una luz relajante que entra por la parte de arriba de tu cabeza y se dirige a tu cerebro llenándolo de luz relajante. Sigue inspirando luz relajante hasta que sientas que tu cerebro se va relajando. El siguiente paso es llevar la luz relajante a cada músculo y hueso de tu cuerpo, relajando cada músculo y cada hueso.
A veces, las células mismas tienen tensión, así que lleva a continuación la luz relajante que entra por la parte alta de tu cabeza hasta cada una de las células de tu cuerpo, hasta que sientas que toda la tensión de éstas ha desaparecido. Por último lleva la luz relajante a cada molécula de cada célula de tu cuerpo y deja que la luz sanadora haga desaparecer toda la tensión de las moléculas.
Este baño de luz relajante te ayudará a volver a la paz interior, a sentirla y a permitir que la inteligencia de tu SER se active.
Recuerda además durante el día prestar atención a cualquier tensión en el cuerpo y llevar esta luz a esa zona para relajarla.
La única contraindicación que tiene esta práctica es que si sólo se lee no sirve de nada Espero que a ti se te sirva.
¡Feliz semana de relax y salud!
¡¡Más prácticas de higiene interna en el Laboratorio de la Felicidad de Julio!!