Objetivo: Washington DC.: otro día, lo mismo de siempre

Por Alejo Cloppet.

En esta nueva entrega, 'Objetivo Washington DC', el presidente de los Estados Unidos, Allan Trumbull (Morgan Freeman) queda en coma tras un intento de asesinato, y es justo su mayor confidente Mike Banning (Gerard Butler) quien es acusado de haber cometido el intento de asesinato. Retenido por los suyos, Banning logra escapar de la custodia policial, convirtiéndose en un fugitivo. Al margen de la ley, Banning tendrá que averiguar quienes son los culpables que le han tendido esta trampa, y deberá limpiar su nombre, proteger a su familia y salvar una vez mas, aunque sin apoyo, al país de un peligro inminente.

En 2013 vimos caer la Casa Blanca en ‘Objetivo: La Casa Blanca’, en 2016 vimos diezmada la capital británica por un atentado en ‘Objetivo: Londres', y ahora… el objetivo es Mike Banning (Gerard Butler), que regresa en esta tercera entrega de acción que pretende dar un punto de giro respecto a sus dos anteriores entregas. Cuenta esta vez con un nuevo director, Ric Roman Waugh (El Mensajero, 2013) y en reparto regresa también Morgan Freeman, pero esta vez como presidente de los Estados Unidos. El resto del reparto lo completan Danny Huston (Wonder Woman), Jada Pinkett Smith (Malas Madres), Tim Blake Nelson (La balada de Buster Scruggs) y Nick Nolte (Warrior).
Objetivo Washington el malo

Ya en su tercera película, para no intentar repetirse, en esta 'Objetivo Washington DC' la historia da un giro que a primeras parece interesante, pero luego cae en un guión típico y cliché. Ese giro con pequeño interés es el de que Mike Banning sea perseguido por la ley después de ser acusado de intentar asesinar al presidente, un giro inusual respecto a las anteriores películas, pero a la vez este giro es ejecutado muy pobremente, teniendo en cuenta lo respetado que es Mike Banning (recordemos que salvó a su país y al presidente dos veces en anteriores películas) y lo directa que es la trama, que intenta llegar por cualquier medio rápido posible a que Mike Banning sea un fugitivo para que comience la acción.

Mientras el gran actor Morgan Freeman descansa detrás de escenas porque su personaje está en un coma, la película se comienza a desenvolver como mejor sabe hacer: acción, acción y acción. Las escenas de acción suelen compensar y/o salvar a muchas películas que tienen un guión pobre y escaso, pero en este caso no se puede decir que las escenas de acción sean dignas de compensar el guión de esta película. Es difícil superar el listón tan alto de escenas de acción que nos dejan películas como John Wick, cuyas escenas de acción son totalmente realistas y en su mayor parte interesantes, y es una pena que 'Objetivo Washington DC' no pueda competir en esa liga de acción realista e interesante.

También juega en contra a la película el nuevo cambio de director (cada entrega de la trilogía está hecha por un director distinto), y es que este tipo de cambios desentonan respecto a las anteriores entregas, pero especialmente en esta ya que su director intenta innovar sin éxito el estilo de película. La planificación de planos de este nuevo director no favorece en nada a la narrativa, abusando de un uso de planos con cámara en mano y mucho movimiento (y no olvidar que con muchos problemas de focos en planos) que recuerdan a una película de Jason Bourne, solo que… con menos éxito.

En esta 'Objetivo Washington DC' el tema de que el protagonista sea un fugitivo está totalmente desaprovechado, y parece una versión pobre y débil de ‘El Fugitivo’ con Harrison Ford. A esto se le suma un director con poca habilidad para la narrativa, escenas de acción poco interesantes y un enormemente previsible guión. Pocas cosas buenas pueden sacarse de esta película de una trilogía que parece hacerse sin ganas ni emoción. Al menos en esta tercera entrega añaden un punto cómico que viene repartido por Nick Nolte, la nueva y más llamativa incorporación al reparto, y además de ser el punto cómico desarrolla una química entretenida con el personaje de Gerard Butler.

'Objetivo Washington DC’ puede tener el mismo nivel de mediocridad que sus anteriores entregas, pero esta destaca más en ese aspecto por arriesgarse a hacer cosas ‘’nuevas’’ que no son más que evidentes influencias de otras películas de género similar, pero fracasa de manera absoluta, y seguramente también por una falta de interés y ganas por sus realizadores. El fracaso es total y esta trilogía debería acabar ahora mientras pueda.

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##check## Lo bueno

La química entre Gerard Butler y Nick Nolte, que aunque no sea nada de otro mundo, sigue siendo lo mas atractivo de esta película.
Respecto a las anteriores entregas, esta es más personal frente al personaje de Gerard Butler.

##times## Lo malo

La poca originalidad que tiene, y que además tiene demasiados elementos que recuerdan a otras películas de género similar.

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Ambientación 4.0

Nos encontramos en la misma ciudad que vimos en la primera película, Washington D.C.. Esta vez los edificios históricos están reconstruidos exactamente igual a como eran antes de que fueran destruidos en la primera película, como si no hubiera pasado nada.

Desarrollo de Personajes 3.5

La falta de emoción y preocupación en el personaje de Gerard Butler le resta una credibilidad inmensa a la película. No hay personaje alguno con profundidad.

Argumento / Guión 3.0

No cumple lo que promete, y es demasiado escaso en originalidad, teniendo muchas influencias y algunas similitudes demasiado grandes con otras películas de este género.

Banda Sonora 3.0

Génerica banda sonora de película de acción que sirve como mero acompañamiento discreto para intentar crear tensión y emoción de forma no exitosa.

Entretenimiento 3.5

Los primeros 30 minutos son fáciles de meterse en la película, pero a medida que se desenvuelve, el interés hacia ella va cayendo en picado, y dan ganas de irse a casa antes de que acabe la película.

Montaje / Innovación técnica 4.5

Respecto a las anteriores películas, si se nota una mejora en efectos especiales, pero no es mucho decir ya que los efectos en las anteriores películas ya eran mediocres. En cuanto a montaje se respeta un ritmo necesario para lo que intenta contar la historia.