Por Patricia Ibáñez
Como sabes, uno de mi objetivos con Aprendízate es ayudarte a conseguir aquellas metas que son importantes para ti, ya sean a nivel personal o profesional.
Cómo lograr tus objetivos es uno de los temas más actuales dentro del desarrollo personal y está claro que no soy la primera ni seré la última en hablar de ello.
Pero si tenía unas ganas tremendas de escribir este artículo es porque en los tres años que llevo dedicándome a ello de forma profesional, veo que el tema de los objetivos y de cómo plantearlos para muchas personas más que suponerles una guía, les supone todo lo contrario:
Agobio, frustración y una vara de medir injusta y distorsionada que añade más presión de la cuenta, y les impide disfrutar los pequeños avances.
Y es que está genial que diseñes tu objetivo de forma que sea un objetivo SMART, ya sabes: específico, medible, alcanzable, orientado a resultados y con una fecha límite de ejecución.
Pero, ¿qué pasa cuando ves tu objetivo cumple todas esas pautas y aún así no lo consigues?
¿O cuando lejos de motivarte te genera mayor frustración y acabas pensando que todo el mundo lo consigue menos tú?
¿No se supone que los objetivos deberían ayudarte en vez de complicarte aún más las cosas?
Si te identificas con esto, déjame decirte una cosa. Bueno, dos:
- Que este artículo que ta a ayudar a sentirte mejor y a entender la otra parte de la historia que no te cuentan.
- Y que ni lo de los objetivos SMART es la panacea universal ni tú eres el problema.
De hecho, la planificación y el logro de objetivos tiene más que ver con tu habilidad para flexibilizar tu mente y saber recalcular tu ruta, que con fórmulas estandarizadas.
Lo importante no es que entiendas qué receta es la que vale, sino que comprendas cuál es la que te funciona bien a ti (y no al vecino ni al gurú de turno). Lo importante no es que entiendas qué receta es la que vale, sino que comprendas cuál es la que te funciona bien a ti Comparte en Twitter
Así que te he preparado un artículo con los pies en la tierra, anti fórmulas y anti súper héroes para que escojas tú los ingredientes y elabores tus propias recetas a la hora de dirigirte y conseguir tus objetivos.
Y fíjate que he dicho recetas con 's' porque aquí de lo que se trata es de que experimentes, pruebes, practiques y no te quedes sólo con una única idea ni con lo primero que hagas.
Venga, pues empezamos.
Tengo una noticia que darte: los objetivos NO existen
Como lo lees: los objetivos no existen.
"Pero qué dices Patri, ¡si siempre hablas de objetivos!"
Jeje, lo sé, que no cunda el pánico.
Cuando digo que no existen me refiero a que no son cosas que existan en el mundo real. Es decir, no te los encuentras en la cola del banco, no usan gafas ni se echan protección solar.
Al igual que la motivación y la constancia, a lo que tú y yo llamamos objetivo no es más que un planteamiento, un cálculo que haces en tu cabeza.
Es un proceso mental que llevas a cabo de forma consciente e inconsciente que te permite calcular el punto al que quieres llegar y cómo dirigirte hacia allí.
No sé qué te parecerá a ti pero a mí esto me parece una gran noticia.
Porque al existir sólo en tu cabeza, puedes aprender a identificar cómo haces ese proceso mental para ponerlo a tu favor de forma que trabaje para ti, y no al revés. [aprendizate_3estrategias_inlineform formulario_origen="Objetivos"]
Qué significa que tus objetivos trabajen para ti y no al revés
Un objetivo es un mecanismo de motivación para tu cerebro, y no una piedra que te impide ser feliz en la vida, disfrutar con tu negocio o de comerte un brownie cuando sales a cenar con tus amigos.
De hecho, visto así parece que un objetivo sea más una faena (y de las gordas), que un mecanismo que te ayude a calcular mejor qué pasos quieres dar y a dónde quieres llegar.
Cuando digo que tus objetivos tienen que trabajar para ti me refiero a que tienen que ser procesos mentales que:
- Te aporten valor.
- Te sean útiles.
- Te aporten más información.
- Te ayuden a ser tu mejor versión.
El motivo por el que muchas personas se frustran a la hora de planificar y conseguir sus objetivos es porque hacen de ello un fin en sí mismo y no un vehículo para poder crecer o realizarse personal o profesionalmente.
Hacen de sus objetivos una vara con la que medir, no ya sus resultados sino ellos mismos como personas. El eje sobre el que gira todo.
Y claro, así mal vamos.
Porque entre otras cosas el plantearte así tus objetivos hace que veas tus resultados en blanco o negro. O todo o nada, en vez de valorar los logros y aprendizajes que vas consiguiendo por el camino, recalculando tu ruta.
7 claves para diseñar mejor tus objetivos
Como te he dicho desde el principio del artículo, hacer que tus objetivos sean SMART no es una condición suficiente ni la única para lograr tus metas.
(Si fuera así de guay como lo pintan algunos, todos seríamos felices y comeríamos perdices).
De hecho, me podría pasar 1 semana hablándote de objetivos y seguir dejándome cosas por el camino debido a todos los factores que intervienen en el proceso, y más cuando cada uno hacemos las cosas de forma distinta en nuestra cabeza.
Pero lo que sí te quiero dar son 7 claves que te van a ayudar a tener una visión más global de cómo plantearte objetivos, más holística, por así decirlo, y más ecológica (en breve entenderás qué quiero decir con esto).
Una visión donde empieces a tener en cuenta factores que quizás hasta ahora no estabas sabiendo ver.
- No se trata de encontrar la fórmula general, sino la tuya propia Que haya pautas generales que a muchos les funciona no quiere decir que a ti te tengan que funcionar. Esto es como todo: que en tu casa se juegue de una manera no quiere decir que en otras se juegue de otras. Así que prueba. Pon en práctica. Ajusta. Valora. Modifica y vuelve a ponerlo en práctica. La consecución de objetivos no es una ciencia exacta sino una habilidad donde lo más importante es tu flexibilidad y el saber adaptarte a los obstáculos e imprevistos. La gente suele pensar en el logro de objetivos como una línea recta desde el punto A al B, cuando realmente tiene más que ver con identificar dónde están los desvíos, los cambios de sentido y todos aquellos elementos que te permitan recalcular tu ruta. Y precisamente por eso mismo cuanto más practiques en el mundo real (y no en tu cabeza), más información tendrás para saber cuándo algo te funciona, cuándo no, cuándo debes dar marcha atrás y tomar un nuevo desvío, en qué circunstancias o para qué metas concretas.
- Los objetivos son el trayecto, no el destino final ¿Sabes lo que les pasa a algunos deportistas olímpicos después de ganar las olimpiadas? Que sufren una sensación de vacío al ver cumplido el objetivo por el que tantos años se han estado preparando. Algo así como: '¿y ahora qué?' Los objetivos nunca deberían ser el destino, sino el trayecto para alcanzar algo mucho más grande que esté íntimamente relacionado con tus valores personales y tu misión de vida. Al convertirlos en trayectos y sentir que vas por el buen camino será menos probable que te frustres tanto como antes, por no hablar de que gestionarás mejor las comparaciones con las que tanto te machacabas. Lo que importa es disfrutar del trayecto, hacerlo lo más agradable posible y no olvidarte que también eso forma parte del viaje. Planificar y lograr tus objetivos es una habilidad donde lo imporante es ir adaptándote y tener en cuenta los imprevistos y obstáculos de la ruta
- Los objetivos tienen que estar formulados en afirmativo pero... También puede serte útil planteártelos de forma negativa. Es más, empezar por lo que no quieres suele ser más fácil que empezar por lo que sí quieres. O por lo menos, sueles tenerlo más claro. Es verdad que tu cerebro no puede no representarse en la cabeza algo que no existe. Pero pensar en lo que no quieres sentir o hacer es un factor motivacional bastante potente para ponerte en marcha (motivación por alejamiento). De hecho yo siempre cuento que a la hora de emprender mi propio negocio me motivaba más el pensar lo que no quería seguir haciendo (trabajar para otros), que pensar en las ventajas que para mí tiene emprender. Por tanto no descartes ni tires a la basura lo que no quieres. Puede ser una muy buena manera de motivarte y de pasar a la acción.
- Los objetivos van cambiando con el tiempo Los objetivos no son promesas imborrables o muros de hormigón que no se puedan mover (recuerda que son procesos mentales, no algo estático). Conozco a muchas personas que siguen obsesionadas con el mismo objetivo desde hace años cuando realmente es más un tema de mantener la promesa que se hicieron entonces que lo que ese objetivo les pueda aportar hoy en día. Es importante que entiendas que de la misma forma que tú vas cambiando, tus objetivos pueden cambiar e ir ajustándose a tus valores y circunstancias actuales. No pasa nada por darte cuenta que un objetivo que tenías ahora ya no es tan importante porque tus prioridades son otras. Es más, será una señal de que estás sabiendo adaptarte mejor. Diseña tus objetivos pero lo más importante: revísalos cada cierto tiempo y actualízalos con nueva información.
- Haz que tu objetivo sea ecológico ¿Alguna vez te has planteado el impacto que tiene el conseguir tu objetivo en otras metas o áreas de tu vida? Si eres de los de 'cueste lo que cueste', quizás te interese detenerte en este punto y plantearte si acaso no estarás cargándote tu salud por ganar más dinero, o tu estado emocional por seguir la dichosa dieta. Busca que tus objetivos y la manera de dirigirte a ellos sean ecológicos, es decir, respeten a los otros objetivos y a las demás áreas de tu vida. No hagas lo típico de que por querer más huevos de oro, te estés cargando a la gallina.
- Empapa tus objetivos de tus valores personales Con tus objetivos tendrías que hacer lo mismo que haces cuando sumerges galletas en la leche: empaparlos bien de tus valores personales. Cumplir objetivos se ha convertido en algo de puertas para fuera, cuando realmente es más algo que haces de puertas para adentro. Son el vehículo para poder aplicar y desarrollar tus propios valores personales, de conseguir todo aquello que es importante para ti en la vida. Puede que tú y otra persona tengáis el mismo objetivo, pero las razones para lograrlo pueden ser muy distintas. Para ti emprender tu propio negocio puede significar libertad y estilo de vida mientras que para la otra persona puede suponer tener más tiempo para la familia. Lo importante es que sepas qué valores te mueven en la vida y que en la medida de lo posible empapes todos tus objetivos en esos valores.
- Busca una dirección para evitar frustraciones Richard Bandler, el co-creador de la PNL, tiene una frase que a mí me encanta: "No le des objetivos a la gente. Dales una dirección". A diferencia de los objetivos, que marcan un lugar al que llegar, la dirección marca un lugar HACIA donde ir. La dirección es todo aquello que hace que tu vida tenga sentido y está muy relacionado con el sentido de trascendencia y con tu propósito de vida. Algo que sobreviva el recuerdo y que cuando mires atrás te acuerdes de lo mucho que has construido y evolucionado, y no de la pila de frustración que te causó no conseguir determinadas metas.
Conclusión
Como ves, hay muchos más factores a tener en cuenta en la planificación y consecución de metas y no sólo que tu objetivo sea SMART.
De hecho, la próxima vez que sientas que algo se te está escapando, piensa que no es una ciencia exacta (aunque muchas personas lo vendan así), sino una habilidad donde lo importante es que aprendas cómo estás haciendo ese proceso mental en tu cabeza.
O dicho de otra manera: cómo de útil estás haciendo que te sea tu película.
Espero que este post te haya servido para empezar a asociar el logro de objetivos más con una carretera de múltiples rutas y desvíos, y no con la línea recta perfecta con la que lo has venido asociando hasta ahora.
Te aseguro que si empiezas a añadir la información que te he dado a tu planificación de metas a partir de ahora, verás cómo cambia tu película.
Fuente: https://aprendizate.com/objetivos/