Revista Decoración
Soy de las que creen que el feeling entre dos personas existe, que un minuto con alguien puede dejarte huella. Y eso me pasó con Anna Celina, de Zoe Food. Solo la he visto dos o tres veces pero es de esas personas que con pocas palabras llegan a rozarte el alma. Hoy les hablaré de su local, un restaurante vegano en Las Palmas de Gran Canaria. Comenzamos por la pintura, porque en Zoe todos los colores tienen una historia. El celeste fue de una vespa que vio junto a su socia y quisieron comprar, el verde era el color de las estanterías de una tienda que tenían en Trieste, en Italia (dice que a las ancianas del barrio les gustaba tanto que les ponía de buen humor). En cuanto al mobiliario, parte se realizó en Manzano, un pueblo del Friuli en Italia en un lugar que llevan cuatro generaciones haciendo sillas de manera artesanal. Las lámparas han sido adquiridas en anticuarios y tiendas vintage, una de ellas es de 1890. Las maletas más antiguas aún, de 1920. La nevera, de los años 40, la compró en Katastrofa donde vio la vespa celeste. Las ventanas donde escriben las obtuvo del apartamento que estaba debajo de su casa y que estaban renovando. Son de los 60 y las tenía guardadas desde hacía dos años esperando su momento. La puerta donde están escritos los zumos la encontró detrás de una falsa pared cuando renovaron el negocio de alimentos en Italia y tiene más de un siglo. Ella misma la restauró. Las mesitas de hierro forjado las encontró en un mercadillo de antigüedades... cada mueble, cada objeto (alguno con más de 200 años) tiene su historia. Celina asegura que siente obsesión desde pequeña por los "trastos viejos". Puede que sea porque creció junto a su abuela y bisabuela. Seguro que también heredó de ellas el amor que transmite a sus clientes.