Lejos de trascender en el género
Como si el nombre de la película fuese a generarnos ese sentimiento adrede,
Oblivion, que significa olvido, nos
termina dejando esa sensación. Difícil resulta escarbar buscando algún elemento
trascendente que nos permita almacenarla en la mente como un producto
memorable.
Joseph Kosinski apuesta prácticamente todas sus fichas en deslumbrarnos desde la
puesta en escena, a partir de efectos especiales ciertamente impactantes, pero
parece haber distribuido sus pocas monedas restantes entre la historia y su
respectiva forma de explicarla.
Oblivion: el tiempo del olvido no es una mala proyección, pero comete el error de
poseer un pasaje bastante denso en cuanto al transcurso de los acontecimientos,
combinado y acompañado en muchos momentos de una musicalización adormecedora.
La cinta prometió desde su promoción y su intrigante tráiler, venderle al
espectador un concierto célebre y digno de ver, pero con el correr de los
minutos lo que aparenta tener un carácter enigmático importante se va diluyendo
lenta y cansinamente, como si al relato le costase encontrar la transición o el
“punch” justo como para entusiasmar y hacer reflexionar al público.
Más allá de unos buenos recursos de flashback en blanco y negro del
personaje encarnado por Tom Cruise, Oblivion recurre más de la cuenta a lo
romántico, a una historia de amor que parece primar por sobre la ficción y la
fantasía propia que debería contener como elemento principal.
Pero el problema principal está dado en la forma que adoptan los giros
de la narración: si bien son buenos, el modo en que se presentan no logra
conmover ni encandilar por completo.
Impecable y llamativa desde lo técnico pero regular, la película no
logra trascender ni siquiera para fanáticos de un género que ha sabido cosechar
éxitos como Blade Runner, Alien y por qué no la última joya Looper.
LO MEJOR: Tom Cruise
y Morgan Freeman cumplen, como siempre.
Efectos especiales.
LO PEOR: recae en lo cursi, da la sensación de nunca terminar de arrancar.
PUNTAJE: 5,5