Obras de arte

No se trata de fotografía “conceptual” ni de una idea minimalista de la decoración, no, se trata de dos obras de arte expuestas en ARCO, la feria de arte contemporáneo que celebra este año su trigésimo aniversario. Las creaciones de los artistas están a la venta; así la obra de Kienzer “madera, cristal y aluminio” que se recoge en la primera fotografía de esta entrada, podía adquirirse al módico precio de treinta mil euros, y es que queda estupendamente en el vestíbulo de casa, como si uno la tuviese permanentemente en obras. La segunda no se sabe muy bien ni qué es ni de qué material está construida y su precio es algo menor. Tampoco sería un elemento ornamental absolutamente inútil, pues habría de provocar siempre, entre los visitantes, el interrogante sobre qué se trata.

Decía Oscar Wilde que se podía perdonar a un hombre el haber hecho algo absolutamente inútil, en tanto en cuanto lo admirase intensamente, para concluir después que toda obra de arte resultaba de ese modo. Mr. O’Flaherty era un genio de la palabra y fue considerado por muchos, uno de los mejores escritores de todos los tiempos, del mismo modo que Velázquez o Goya entraron con nombre propio en la lista de pintores más afamados. No sé si el Sr. Kienzer, autor material de la obra retratada antes, conseguirá hacerse inmortal apilando chapas de aglomerado entre cristales y piezas de aluminio, éstas últimas menos frecuentes por eso del precio, pero en todo caso, no me parece que lo merezca. El arte puede ser transgresor, pero pretender hacer de la transgresión arte, a la vez que se monta un negocio, es absolutamente esnob. Y ese es el problema de este tipo de eventos, que recuerdan en exceso al tema de Patxi Andión sobre el rastro. La única diferencia con el de entonces, son los precios, desde luego.