Revista Medio Ambiente

Obras de ingenieria e impactos ambientales

Por Davidalvarez
Que las obras de ingeniería causan un impacto en el medio ambiente es algo evidente desde el momento en que producen una alteración en el mismo. Ese impacto puede ser más o menos grave y también puede ser más o menos evitable. Si el impacto es muy grave y sobre todo si se produce en una zona de importancia ambiental, se debe realizar un "Estudio Preliminar de Impacto Ambiental" que será el que desde un punto de vista objetivo e independiente decida si la obra puede o no puede realizarse. En ese estudio se deberá indicar la magnitud del impacto de la obra (compatible, moderado, severo o crítico) y se deben proponer unas medidas correctoras para que dicho impacto, en el caso de que lo haya, se minimice en la medida de lo posible. Asimismo, se deberían prever las consecuencias futuras de la obra. Por supuesto, esos impactos deberían ser mínimos si el área donde se pretende realizar la obra se encuentra en una zona de especial protección.
Desgraciadamente, en la mayoría de las ocasiones, las evaluaciones de impacto se quedan en papel mojado, en primer lugar porque la propia constructora suele ser la que contrata al evaluador, por lo que se suele buscar a alguien que cuente lo que nosotros queremos que cuente y otras veces porque esos estudios son realizados por personas o empresas que no tienen la suficiente preparación para evaluar los impactos futuros. Y por último, una obra, por impactante que sea, siempre puede realizarse si los representantes políticos o los gestores consideran que el interés social de dicha obra supera los costes ambientales de ejecución, con lo cual si al ejecutivo de turno le interesa por cualquier motivo que esa obra se lleve a cabo, se acabará haciendo.
Y tratándose del país en el que vivimos, donde la corrupción y la picaresca son los auténticos pilares de la famosa Marca España, hay una tercera vía que se puede emplear para saltarse el impacto ambiental, que sencillamente es no hacerlo y ejecutar las obras como una ampliación de una obra anterior ya existente.
Veamos un ejemplo de hace unos años. La Ría del Eo, que comparte frontera entre Asturias y Galicia y de la que ya hablé hace unos días en este mismo blog, es un espacio que tiene las siguientes figuras de protección: Humedal RAMSAR, Lugar de Interés Comunitario (LIC), Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA), Reserva Natural Parcial, Refugio de Caza y además se encuentra incluida en la Reserva de la Biosfera del Río Eo, Oscos y Terras de Burón y en la Red Natura 2000. Toda esta lista de nombres harían pensar a cualquiera que toda obra que se pretenda realizar en este espacio debería pasar una rigurosa evaluación de impacto ambiental que hiciera especial hincapié en la protección de la comunidad de aves invernantes de la misma, ya que estas fueron el principal motivo por el que este espacio se incluyó en todas esas listas.
Pues nada más alejado de la realidad. En 1994 el Ayuntamiento de Ribadeo construyó una escollera para albergar un puerto deportivo. Esa escollera se hizo sin contar con la obligatorio Estudio de Impacto ambiental, ya que se dijo que era sólo una ampliación del puerto. Los efectos de esta obra no se hicieron esperar, ya que cambió la dinámica de las corrientes produciéndose la acumulación de arena en ciertas zonas y la desaparición de la misma de otras. ¿Y cual fue el efecto sobre las aves invernantes? Pues sólo hay que ver el resultado de los censos de un par de especies para darse cuenta.
Obras de ingenieria e impactos ambientalesObras de ingenieria e impactos ambientalesObras de ingenieria e impactos ambientalesCensos de Focha común, Ánade rabudo y Ánade silbón en la Ría del Eo entre 1991 y 2010 (Datos: COA)
Los datos no engañan y se aprecia perfectamente como a partir del año de construcción de la escollera (1994, punto rojo), el número de invernantes de Focha común empezó a descender hasta desaparecer totalmente. Asimismo, el Ánade rabudo y el Ánade silbón, que habían sido dos de las especies que propiciaron la declaración de este espacio como LIC y ZEPA al tratarse de lugares de importancia europea para su invernada, sufrieron un acusado descenso, de forma que actualmente tan sólo llegan a una cuarta parte de los que había antes.
La relación causa-efecto en este caso parece muy clara, ya que la escollera al alterar la dinámica de corrientes del estuario provocó la desaparición de la mayor parte de las praderas de Zoostera marina, una planta acuática que constituye la principal fuente de alimento para muchos patos y otras especies.
¿Por qué no se tuvo en cuenta este evidente y previsible impacto al realizar esta obra? ¿Por qué no se ha sancionado a los responsables que permitieron ejecutar esta obra? ¿Para que sirve una evaluación de impacto ambiental que no prevé estos daños irreparables?
Y por último, evidentemente los valores que propiciaron la inclusión de la Ría del Eo en la larga lista de figuras de protección que anteriormente comenté ya no existen. ¿Tiene sentido mantenerlas si no se cumplen? ¿Se deberían derogar las figuras de protección y eliminar las ayudas comunitarias y estatales que reciben estos espacios si se incumplen los requisitos por los que fueron creados?
Las cuantiosas ayudas económicas que reciben los espacios protegidos se deberían destinar a salvaguardar los valores ambientales que contienen, a proteger la fauna, la flora y el ecosistema en conjunto. Pero lo que realmente ocurre es que ese dinero se destina a todas las actividades imaginables salvo a estas: se hacen pistas forestales, se desbroza, se construyen y rehabilitan viviendas, se canalizan ríos, se hacen escolleras y en vez de defender la fauna, se matan animales porque molestan a algunos, como ocurre en el PN de Picos de Europa con los lobos. Que no nos engañen, esta es la verdadera Marca España.
NOTA: para ver los gráficos a mayor tamaño haced click en los mismos.

Volver a la Portada de Logo Paperblog