Una noche, Manolo y su esposa dormían plácidamente en la cama. Manolo,
un obseso del golf desde que vio a Tiger Woods con el dichoso palito, no
paraba de soñar con una partidita al lado de Severiano Ballesteros,
cuando de un limpio codazo le provocó un moratón en la espalda de su
mujer.
- ¡Manolo, qué codazo me has dado!.
- Mira cariño, perdona, pero es que estaba en el hoyo 9 a punto de embocar un putt y...
- Nada, nada, tranquilo.
A la media hora, Manolo le incrustó el codo de nuevo, esta vez en el riñón.
- ¡¡Manolo, otra vez!!.
- Perdona cariño, es que estaba en el 16 en un bunker, con un hierro tres y...
- Bueeno, tranquilo, no pasa nada.
Pero, cuando Manolo ya estaba en el 18...
-
¡¡¡Manolo!!!. Mira, pasa lo del 9 porque ibas a embocar un birdie, pasa
lo del 16 porque era un bunker, ¡pero lo que no pasa es que me tengas
que arrancar los pelos del coño para ver hacia donde va el aire!.