Para ello he necesitado crear este microscopio casero. Con lo encontré en casa. Sin lupa pero con la magia del agua. Quería rescatar el tiempo lento en nuestro día a día. Una vez tuve un libro en mis manos de Robert Hook, antiguo, uno de esos que se encuentran en los mercadillos de segunda mano casi olvidados. Recuerdo haberlo mostrado a los niños de infantil. Unos dibujos tan detallados que invitan a coger la pluma. Así hicimos una vez en el aula, pusimos algún material vegetal para que el paso del tiempo invitará a las bacterias y el moho necesario para la investigación. Una vez visto este y otros materiales bajo el microscopio nos dispusimos a dibujar y analizar lo que veíamos creando nuestras propias hipótesis de si vemos venas, sangre o más plantas dentro de otras. En estos momentos de confinamiento y en cada salida siempre descubro algo que me encantaría ver de más cerca. El microscopio casero algo ayuda, pero pienso que podría ser una idea casera para que algún niño se anime a ejercitar su inquietud naturalista.
Dibujos realizado por los niños de cuatro años después de haber visto material vegetal bajo el microscopio en el aula.