
Debe su nombre a la montaña homónima sobre la que se halla, cuya cumbre se encuentra unos metros más arriba, a 3.571 metros de altura. Fue levantado en el año 1950 con el propósito inicial de efectuar mediciones meteorológicas y para acceder al mismo se debe tomar un ascensor que parte de la estación de Jungfraujoch, situada a 3.454 metros.

En la actualidad su privilegiado asentamiento es aprovechado por los científicos para llevar a cabo investigaciones en el campo de la física y la astronomía, aunque también se han realizado estudios sobre geología, glaciología, geomorfología, botánica y zoología.
