El disco que he escuchado más veces a lo largo de mi vida
Seguro que si cada uno hace un poco de memoria averiguará qué libro, qué película o qué disco, ha leído, ha visto o ha escuchado más veces a lo largo de su vida. Yo lo tengo muy claro en lo que respecta al disco. El disco que más he escuchado a lo largo de mi vida (36 años) es el Achtung Baby de U2.
Achtung Baby se publicó en noviembre del año 1991. Por aquel entonces yo era un niño de 10 años sin demasiado interés por la música, al menos no con el interés que luego tendría. Es probable que si hubiera nacido unos años antes, y el disco me hubiera pillado en la adolescencia, lo habría seguido desde el primer momento. Pero no fue hasta unos tres años después, cuando U2 ya había publicado su continuación con Zooropa (1993), y cuando ya eran un fenómeno de masas gracias a su descomunal gira mundial (Zoo Tv), cuando empecé a obsesionarme con Achtung Baby. Mi hermano ya era fan del grupo. Tenía algunas cintas grabadas de sus discos anteriores como The Joshua Tree (1987), y tenía además tres vinilos del grupo: el propio Achtung Baby, el disco anterior, Rattle and Hum, y Zooropa. No sé cuando fue la primera vez que lo escuché. Es probable que lo hiciera de fondo, cuando mi hermano lo ponía en el tocadiscos, o cuando escuchaba la cinta de cassette que también grabó para oírlo en el walkman.
Fue entonces cuando con mi propio walkman, con el de mi hermano (no lo recuerdo bien), comencé a escuchar este y otros discos de U2, aunque especialmente AB. Mi experiencia con U2 venía de más atrás. La primera vez que escuché una de sus canciones fue en la televisión, a través del vídeo clip del tema I still haven´t found what I’m looking for (de su disco The Joshua Tree). Pero como digo, por aquellos años, finales de los 80, no sentía la obsesión musical que luego tendría.
El walkman con la cinta que mi hermano grabó del propio vinilo me acompañaba a todas partes. Cada vez que salía con mis padres en coche, yo llevaba mi walkman para escuchar el AB de U2. Es todo lo contrario a lo que se hace ahora. Para empezar era una cinta que se aprovechaba al máximo. Grababas en la cinta el cd o el vinilo tal y como sonaba, en su mismo orden, sin saltarte ninguna canción. Normalmente, cuando terminabas la grabación, y puesto que quedaba espacio, grababas más canciones del disco, es decir, repetías canciones que ya habías escuchado minutos antes. Hoy en día la gente no escucha discos, escucha canciones, y si en algún momento la canción no le satisface, la cambia con solo apretar un botón. Tenemos el acceso a toda la música del mundo pero no somos capaces de disfrutarla como se merece.
Muchos años después de mi obsesión, y después de ganar algo de culturilla musical, AB seguía siendo un disco que me apetecía escuchar y disfrutar. Ya había averiguado casi todo de U2. Sabía como habían grabado el disco. Las circunstancias personales de la banda. Su intento de reinventarse después del “tropiezo” del Rattle and Hum. Había averiguado incluso que muchos fans del grupo, los que habían seguido a la banda durante los años ochenta, desde sus inicios hasta su éxito de masas con The Joshua Tree, habían renegado de aquel álbum por ser muy diferente a lo que se esperaba de ellos. Tal vez esperaban un sonido como el que habían creado con TJT, pero no lo hicieron. O tal vez sí, pues hay mucha gente que no considera AB como un disco tan importante como nos “han vendido”. Para muchos aquel disco era más de lo mismo maquillado con una producción sonora diferente.
En cualquier caso, AB es con toda seguridad el disco que más veces he escuchado a lo largo de mi vida. Nunca me he aburrido de hacerlo. Lo tengo tan grabado en mi mente que soy capaz de anticipar los sonidos que vendrán tras los silencios que hay entre canción y canción. Es un disco que es capaz de hacerme viajar en el tiempo. Y estoy seguro que lo seguirá haciendo dentro de cuarenta años.