Ocaso español

España ha vuelto al aislamiento tan presente con Franco. Lo ha logrado Rodríguez Zapatero, bajo cuyo mandato han desaparecido todos los cargos internacionales que ostentaban españoles, y que le proporcionaban al país poder y prestigio.

Es tal el desvanecimiento que la nueva Fundación Unión Europea-América Latina Caribe (UE-ALC) no se instalará en España, el centro natural donde se creó el pasado mayo durante la Cumbre Europea de la presidencia rotatoria española,.

Estará en Hamburgo, Alemania, bajo presidencia de la austríaca Benita Ferrero-Waldner, de apellido adoptado Ferrero, de su marido valenciano.

El último representante español de categoría internacional fue el socialista Javier Solana, a quien Felipe González colocó como Secretario General de la OTAN 1995-1999. José María Aznar lo promovió en 1999 como Alto Representante del Consejo para la Política Exterior y de Seguridad Común de la Unión Europea, y Comandante en Jefe de las fuerzas rápidas europeas (EUFOR).

Al concluir su mandato, en 2009, España quedó sin representante notable alguno. La ONU había rechazado ya en 2006 a Elena Salgado como presidenta de la Organización Mundial de la Salud (OMS), a pesar de los 500 millones de euros comprometidos por Zapatero como ayuda a la organización internacional, en realidad para ganar alguna presencia con su fracasada Alianza de Civilizaciones.

En la nueva diplomacia europea no hay ni un solo representante español de relieve. Fue diseñada precisamente por Solana durante sus últimos años de mandato, para que no se multiplique la representación de los 27 países de la UE por el mundo.

Gracias a ZP España ha caído a la tercera división internacional, detrás de Eslovaquia o Polonia, que cuentan con más cargos importantes. Estuvo en primera desde Suárez, y con González y Aznar.

Estos días se celebra la cumbre económica de Davos, Suiza. Asisten numerosos jefes de estado y de gobierno analizando la economía mundial.

Se discute sobre España. Todo el mundo opina menos Zapatero, que está ausente. Quizás porque en la reunión anterior hizo el ridículo hasta con los pinganillos, e hizo quedar a los españoles como unos pringadillos.

Este es otro de los legados del gran líder que ha provocado al Ocaso español, compañía de seguros de decesos.

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Claro que SALAS nos consuela desde El Correo Gallego.