Revista Arquitectura
Ocho horas para regalarle unas flores a Xavi.
Los adoramos, les aplaudimos, los ponemos en un altar. Decimos “que buenos chicos que son”. Pero cuando alguien publica en twitter que Iniesta y probablemente otros jugadores (millonarios en pantalón corto) iban a donar la prima a causas humanitarias, sale corriendo a desmentirlo argumentando que “yo juego para ser feliz, y quién no lo entienda… “. Pues majo, de mi parte no vas a ver jamás ni un céntimo si lo puedo evitar. No pagará jamás una entrada, no pagaré un canal privado para verte en un partido, cuando pongan la publicidad apagaré la tele o miraré para otro lado. Si por mi fuera podrías desaparecer de entre los negocios de viñedos que tu familia está montando por ahí. La avaricia rompe el saco, y a estos chicos tan guapos, y tan magnificas personas ellos, cuando se trata de dinero, también se les ve el plumero. ¡Buenas ganas de estar ahí esperando para darles unas flores que, encima “chuchurrías” las van a tirar en cuanto desaparezcas! Rubia… ¡Dame la R, dame la U, dame la …