Revista Política

Ocho metros de barandilla

Publicado el 03 octubre 2012 por Alejandropumarino

Ocho metros de barandilla

La instantánea, de mala calidad, recoge el momento en el que una grúa municipal retira de la playa de San Lorenzo el vehículo que a las cinco y veinte de la madrugada se salió de la calzada, invadió el paseo del Muro, arrancó ocho metros de barandilla y terminó en el mar. Milagrosamente sus tres ocupantes salieron ilesos y no hubo que lamentar desgracias personales en eventuales peatones que podrían haber estado paseando, aunque la hora no era proclive para ello.

El conductor dio positivo en la prueba de alcoholemia, si bien no se ha publicado en qué medida circulaba mermado en su capacidad por la ingesta de bebidas espirituosas. Pero lo evidente es que para que sucediese lo que se refleja finalmente en la fotografía, la velocidad del automóvil debería de ser muy elevada. En El Muro, está prohibido circular a más de cincuenta kilómetros por hora, algo que es incompatible con los destrozos que despertaron la curiosidad de tantos gijoneses. La gravedad de lo sucedido el pasado fin de semana reabre el debate sobre la necesidad de endurecer las penas para quienes ponen en peligro la vida de los demás. No podemos comparar apurar un semáforo con circular ebrio a una velocidad excesiva. Tampoco es lo mismo arrojar cero coma treinta miligramos de alcohol en aire espirado que uno veinte, no existiendo diferencias en el castigo impuesto. El modelo americano, que circula notablemente por delante del nuestro, coloca directamente a estos ciudadanos en la sombra, aunque sea solamente unos días. La idea no parece mala y puede resultar disuasoria para los que potencialmente, puedan cometer estos desaguisados.


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