Estas navidades, la siempre original felicitación de Víctor Infantes y José Manuel Martín (Ediciones de la Imprenta y Memoria Hispánica) con sus «Aguinaldos» (núm. 18) ha consistido en una «estampa letífica» de la imagen de la Virgen de la Salud de la Parroquia de San Isidoro de Sevilla reproducida en un retablo cerámico en cuyo pie se lee «Salus infirmorum», unas palabras que, según contó José María Blanco White en sus Cartas de España, los fieles que visitaban a la mencionada Virgen en Sevilla podían recortar de unas tiritas de papel e ingerir con un poco de agua en caso de enfermedad. Sí, el aspecto es —salvando las distancias— como el de esos afiches que anuncian un alquiler y se rematan con unos cupones recortables con el número de teléfono para llamar. Pues bien, del magín, el trabajo y el tiempo de los mismos Víctor Infantes y José Manuel Martín siguen apareciendo números de la colección «En 8º», que viene con dos entregas de —ápud Vindel— La rúbrica impresa de los libros españoles del siglo XVI, y, de José Manuel Martín, que hace una cronología de lo suyo, la impresión —homo typographicus lo llama Víctor Infantes—, la Historia de la innovación en las artes gráficas, un recorrido que parte de muchos de miles de años antes de Cristo, pasa por la piedra Rosetta, y, ya en la era cristiana, va desde la invención del papel en el año 105, pasa por la instalación de la primera imprenta del Nuevo Mundo, en Méjico en 1539, y llega hasta la marca de 1993 con lo que el autor llama «Universalidad de Internet». Pero de esta gavetilla de pequeños libros destaca una joyita que es la Historia mínima de un formato editorial que Víctor Infantes vuelve a publicar —apareció en el número de Ínsula (662, de octubre de 1998) dedicado a la colección «Austral» y en el libro del mismo V. I. Del libro áureo (Calambur Editorial, 2006)— porque «cómo no publicar en esta colección nominada 'En 8º' un texto que conmemorara su afortunado número ocho e hiciera merecido honor a título y contenido», dice el experto y profesor en la nota final del texto que precede a la reproducción de varias ilustraciones, principalmente de imposiciones para pliegos en octavo, extraídas de esas obras extraordinarias que los ignorantes como yo solo conocemos gracias a, precisamente, Víctor Infantes —véase «Aguinaldos» núm. 12, de 2008—; y así un libro sobre los formatos de los libros del tipógrafo Georg Wolffger; así también el primer tratado español sobre el arte de imprimir, que apareció hacia 1680 bajo el título de Institución y origen del Arte de la Imprenta y reglas generales para los componedores, de Alonso Víctor de Paredes; y así, más moderno (de 1811), el Mecanismo del arte de la Imprenta para facilidad de los operarios que le exerzan, de Juan José Sigüenza y Vera. En estos tiempos, da gusto dar noticia de estas cosas; y, más, en este medio que no debe estar exento del mimo, la diligencia, la profesionalidad y la estética que tantos han aplicado a la impresión del pensamiento en papel.