Revista Espiritualidad

Ocultar mi debilidad no me hace parecer más fuerte

Por Elbioplanning @bioplanning
Ocultar mi debilidad no me hace parecer más fuerte
Nunca lloro delante de la gente. Cuando era pequeña estaba muy orgullosa de mi habilidad para permanecer inerte y con cara de póker ante cualquier situación por más dura que se presentara. Claro que lo que demostraba por fuera no tenía nada que ver con lo que me pasaba por dentro, pero yo estaba convencida de que cuanto menos afectada me mostrase, menos débil parecería.

De mayor conservé la costumbre de no llorar en público. Muchos ya saben acerca de mi refinada “técnica de laringe” que alguna vez les conté, fue desarrollada con tiempo y esmero  y consiste básicamente, en  tragarme las lágrimas que no salen por los ojos. En su lugar, y para hacer balance, lloro a solas casi por cualquier cosa. Soy capaz de ponerme a soltar lágrimas a diario  viendo pasajes de series, de culebrones, publicidades, leyendo libros, artículos, y hasta revistas. Siempre me las apaño sin querer para encontrar algo sumamente conmovedor en situaciones que no petenden serlo para nada.Lloro si ese día he visto algo que me me hace saltar la chispa,  como por ejemplo que  mi tía publique en Facebook a modo de broma que se va a casar y yo me lo creo, o si un pariente lejano que hace siglos que no veo y al que vi solo una vez en mi vida de repente me dice que viene de visita. Mientras nadie me vea Lloro por cosas ridículas y por las que nadie se molestaría en sonarse la nariz ni una sola vez. Pero lo acepto. Después de todo tengo que compensar una cosa por otra ¿no?  Es una tontería, lo sé perfectamente. Luché mucho tiempo por cambiarlo, pero al final me rendí a mi propia vulnerabilidad, no soy buena para llorar delante de la gente y punto. Lo observo. También aprendí que no es algo que me perturbe, o que me cause conflictos, simplemente es una manera de ser que no afecta a nadie, ni siquiera a mí ya que hasta me parece agradable que así sea. Conectar con la vulnerabilidad  permite que nos quitemos una gran carga de encima. Pero primero es necesario reconocer qué es exactamente aquello que nos hace desplomar. En mi caso, conectar con mi parte vulnerable no era llegar a ser capaz de ponerme a llorar en público, sino admitir de una vez por todas que  tengo que dejar luchar contra ello. Aceptar que no soy buena para hacerlo y que esto no me convierte en una insensible  ni en un robot, que era lo que en el fondo me preocupaba. Creo que si fuésemos más sinceros determinando las cosas que queremos modificar porque realmente van a significar un cambio a mejor, todo sería más sencillo. Si no nos dejáramos llevar por lo que creemos que es lo correcto y aceptáramos nuestras decisiones y nuestra forma de ser realmente conectaríamos con nuestra parte vulnerable.  En mi caso, ser vulnerable no es llorar en público, sino reconocer que también está perfecto no hacerlo. ¡Te deseo una hermosa semana!Candela 



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