‘Oculus’ y su deliciosa manzana

Con el paso del tiempo las películas se vuelve predecibles. Dependiendo del género tienden a seguir un conjunto de fórmulas que en su momento fueron innovadoras y que ahora se han vuelto un lastre en los estrenos recientes. ‘Oculus’ tiene apariencia de seguir el mismo destino de toda película de terror, pero con algunas bienvenidas variantes que la hacen más que decente se convierte en lo mejor que hay en cartelera y que lamentablemente por lo visto nadie se entero.

Estoy agradecido que existan algunos cineastas capaces de respetar a su audiencia con un libreto que intenta brindar algo de sensatez a la viejas fórmulas de siempre. A veces con simples modificaciones pueden hacer interesantes los decadentes géneros cinematográficos desgastados por la producción en masa. Aunque recientemente son los directores quienes salvan las películas, en esta ocasión también lo son las actuaciones del elenco y hasta un libreto interesante.

La gran novedad es que los protagonistas en toda su necesaria ingenuidad piensan poder derrotar a un espejo maligno que altera la realidad. Para eso mi bella Amy Pond Kaylie (Karen Gillan) ingenia un plan que involucra cámaras, alarmas, llamadas esporádicas y una gran investigación de las causas de defunción de todas las victimas. Y por investigación me refiero a cada detalle en como el reflector de imágenes te lleva a la muerte, y ya se imaginaran que lleva varios durante su larga existencia.

Al principio parece que la película es una más de las que hemos visto anteriormente y en parte lo es porque contiene esas típicas escenas en pasillos oscuros, gritos y sustos, pero lo que hace que sobresalga del resto son los trucos del villano personificado por el espejo y la capacidad de narrar dos historias a la vez. Mientras vemos a Kaylie y su hermano Tim (Brenton Thwaites) en el presente vengando la muerte de sus padres, en ocasiones regresamos a escenas en familia cuado eran niños en el preciso momento cuando el dichoso espejo llego a sus vidas.

Esta herramienta de narración dual no es nueva, en ocasiones distrae más de lo común y la resolución en una de ellas por lo general no funciona. En este caso ayuda a que la fórmula de ver a nuestros protagonistas divagar en la casa no canse, además que aquellos bellos tiempos son personificados por dos actores con capacidades decentes para que nos importe la vida familiar. El único inconveniente es que ya sabemos en que termina esta distracción. Las persecuciones de los padres locos por la seducción del espejo se vuelve relleno, además de no contener mucha información que ayude en el presente, al contrario, funciona de moraleja para salir huyendo si se llegasen a toparse con dicho objeto.

Si buscan muertes por docenas, entonces están en el lugar equivocado. La cinta funciona más en un aspecto mental en donde no sabes que es real y en donde llegas a sentir su confusión de los protagonistas porque si estuvieras en su lugar harías las mismas cosas. Esto ayuda demasiado porque como me he lamentado de algunos filmes donde no pasan ni cinco minutos y ya quiero muertos a todos por idiotas.

Tampoco crean que es la nueva venida del suspenso psicológico que traerá una ola de películas como jamás las hemos visto. Si desmenuzamos ‘Oculus’ la verdad que no tiene demasiado, además de detectar cierta timidez de utilizar los poderes del espejo con todo su potencial. Algunas sorpresas entre los que es real y es falso no tienen todo el impacto deseado y el final es telegrafiado a la mitad de la película, ahora sí que solo es cuestión de esperar.

Con los estándares actuales de terror en donde el impacto es visual por ver grandes chorros de sangre, resulta ser desilusionante que ‘Oculus’ no tenga grandes ambiciones por torturar a sus víctimas. Entiendo las quejas de que no es tan emocionante como se supone debe de ser y hasta cierto punto los entiendo, pero tampoco es un objetivo de la cinta.

La secuela es inevitable ante el relativo éxito, además de ser una cinta económica de producir. La duda será si estarán dispuestos a subir el nivel de horror en algo especial que aterrorice a las hordas adolescentes hambrientas de adrenalina. El tiempo lo decidirá.