Revista Arquitectura

Oda al fake

Por Arkitiriteros
Tenía varios en la mente desde hace días escribir un post sobre el espacio.No sabía cómo enfocarlo del todo, más que nada porque me salían muchas maneras y ninguna acababa de gustarme. Sé que volveré a este punto, la idea será utilizar una especie de narrativa, pero necesito ordenar la información para generar la historia. Algo así como una ficción que hablara de un recorrido hacia el cielo y que nos permitiera ver cómo nos alejamos de la tierra desde nuestra silla en casa, el inminente despegue o lo frágil que resulta nuestra única tierra desde lo lejos, o cosas como la huella visible de la humanidad, cicatrices tanto desde la tierra como el basurero que se ha convertido el espacio (resultado lógico de nuestra manera de conectarnos actualmente).Esa idea de narrativa ficticia me llevo al FAKE. Después de todo, su significado se relaciona con Montaje que se desde el cine se define como “ordenación del material ya filmado para constituir la versión definitiva de una película” y que presenta simultáneamente otra definición “aquello que solo aparentemente corresponde a la verdad”. Afín, de nuevo, con los temas de los viajes al espacio, de los que tantas veces se cuestiona su realidad. La llegada del hombre a la luna, de hecho, es posiblemente una de las cosas que nunca nos pondremos de acuerdo de si es real o no. El Fake, el engaño, la falsificación y lo que más me interesa, la copia o reproducción de una realidad no es algo extraño, el cine, la literatura supone en sí mismo una dualidad entre lo real y lo ficticio en la representación artística. Lo puramente semejante, pero no igual.Pero la que yo quiero destacar aquí es la falsificación evidente, reproducciones claras (y casi cutres) de una realidad pero con conciencia de tener aspectos muy distintos al original, al tiempo imitación al tiempo donde lo falso y que llevo tiempo registrando aquí. Estas copias es fuente del trabajo de Tom Sachs, un artista que me vino a demostrar que copiar significa saber a la perfección que se está reproduciendo, más allá de lo superficial (aunque esto aparezca presente también). Su trabajo de reproducción de L’Unité d’Habitation es casi un enfermizo ejercicio de medida exacta del edificio. Todo cae fruto de su metro (aquí no hay Modulor que valga) para acabar en un modelo tosco y claramente hecho a mano.Vale me encanta el trabajo de reproducción de la imagen mediante el uso de las maquetas por parte del arte contemporáneo (también volveré a ellas espero), pero, a todo esto, ¿y qué tiene que ver Tom Sachs con el espacio del que empecé a hablar?Pues que una de sus obras (y de mis favoritas) es la narración ficticia que hace de una supuesta misión espacial (proyecto que sigue en desarrollo en Marte). Arriba os dejo el vídeo de un proyecto que lucha y sueña por alcanzar el cielo. Sachs intenta reproducir la imagen de una aventura espacial a la perfección pero se encuentra con la problemática de llevar a cabo su empresa, así, la imagen soñada, que sería el fin último que se persigue, se transforma bajo la disponibilidad material existente y que provoca una construcción fundamentada en el bricolaje con un aspecto cutre, que refleja la imposibilidad de los sueños del artista. Construir con lo que hay a mano, pero con rigor y soñando siempre. Me gusta este aspecto constructivo, del Bricoleur, creo que es uno de los síntomas del mundo actual, por su tomar cosas de aquí y de allá y montar nuevas relaciones materiales, conceptuales o narrativas. De manera directa, desinhibida, construyendo aspectos en origen no aparentes.Pero es de rigor defender que el artista, reproduce a la perfección las distintas partes de las que se compone el proceso de un Programa Espacial. Sus tiempos, sus personajes, sus condiciones… casi como cuando jugábamos cuando éramos niños.Juguemos.

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