Es frecuente que, a lo largo de nuestros años de estudio, nos encontremos con asignaturas que no nos gusten, incluso que las odiemos. Siempre las suspendemos o sacamos malas notas, dejamos su estudio para el final y desearíamos que las eliminasen de nuestros estudios.
Pero, queramos o no, ahí están y tendremos que aprobarlas para conseguir el título que necesitamos o para superar el curso.
¿Qué podemos hacer para no tener ese recelo hacia ciertas asignaturas?
Hay estudiantes a los que no les gusta nada estudiar Ciencias Sociales o Historia, otros no quieren saber nada del Lenguaje y la Literatura, para otros es la Física y la Química la que se le atraganta, los idiomas, etc. Pero la materia más odiada por la mayoría son las Matemáticas.
¿Por qué a unos se les da bien la materia que otros odian, o a la inversa?
1. Estilos de aprendizaje: cada persona aprende de manera distinta a las demás, pero en cada uno de nosotros predomina un estilo de aprendizaje, una forma estable de acercarnos a los estudios. El alumno aprende más eficazmente cuando se le enseña utilizando su estilo de aprendizaje dominante. Pero, esta forma de aprender puede modificarse: podemos aprender de diferente forma según diferentes situaciones y también podemos mejorar nuestros estilos de aprendizaje. Así los buenos docentes deberán desarrollar los estilos de aprendizaje de sus alumnos para que estos “aprendan a aprender”.
2. Experiencias pasadas: todos tenemos un bagaje de experiencias que marcan nuestro presente y futuro. Si en algún momento tuvimos un profesor/a con la que no congeniábamos bien tenemos muchas probabilidades de acercarnos a su asignatura con recelo. Generalizamos nuestra relación con un docente en concreto a la materia que enseñaba. Es necesario romper esa relación y acercarnos como nóveles a la materia.
3. La influencia del docente: un buen docente puede hacer que sus alumnos amen la asignatura que enseña o puede hacer que lleguen a odiarla. El “placer” que demuestran algunos educadores por enseñar su materia se hace sentir y se transmite a sus alumnos, contagiandoles su entusiasmo. Por desgracia, no todos los docentes son así y encontramos algunos que la transmiten de forma monótona y nada amena.
¿Qué hacer para que esta situación cambie?
- Acercarnos de forma distinta a la asignatura: vamos a probar con otro estilo de aprendizaje. Si se nos da bien las Ciencias Naturales porque somos muy visuales y nos encantan las imágenes y gráficos, pero somos pésimos en los idiomas porque el estilo auditivo está menos desarrollado, intentaremos mejorar nuestro sentido auditivo, aumentando los diálogos y leyendo más. También puede resultar útil adaptar la asignatura a nuestro estilo de aprendizaje (aplicando más grafismos y dibujos a la materia menos agradable).
- Romper con la relación de odio hacia la materia: volveremos a descubrirla, nos acercaremos a ella como nóveles, la llamaremos de forma diferente (ya no será Sociales sino C.S.)
- Haremos más práctica la materia: veremos películas que hablen del tema, vídeos, dibujaremos las escenas, “jugaremos” con la asignatura.
En el caso que todo esto no funcione, tendremos que mentalizarnos en esforzarnos un poco más para conseguir aprobarla, y centrarnos después en aquellas materias que más nos gustan.
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