Sevilla y su memoria gráfica es tan sumamente compleja que a veces por mas que uno quiera no puede evitar cometer un error y llegar a situar una calle donde no lo es, este es el caso y este es el momento de remediarlo...
![Odreros Odreros](http://m1.paperblog.com/i/174/1740208/odreros-L-fDnXTT.png)
Error vino de entres muchos desencadenantes propios, de una imagen mal registrada, pues en su reverso estaba grabada como "Alcaiceria", siendo el entorno el correcto pues estamos en la Plaza de la Alfalfa, pero
la Calle era en realidad la de Odreros.
Ademas de una fotografía mal etiquetada, otro de los detalles que me llevaron a la confusión fue la casa que aparece en el margen derecho a principio de la calle, la cual confundí con la que hoy se conoce popularmente como Calzados Mayo...
![Odreros Odreros](http://m1.paperblog.com/i/174/1740208/odreros-L-EwITm4.jpeg)
Una vez arreglado el entuerto, hagamos un repaso histórico por la memoria gráfica de esta calle tan singular, la Calle Odreros, y veremos que en ella predominaba un denominador común a lo largo de los siglos, los soportales...
![Odreros Odreros](http://m1.paperblog.com/i/174/1740208/odreros-L-0KuxYc.jpeg)
Para hacernos una idea, el edificio que aparece en el lateral izquierdo de este hermoso cuadro, donde la gitana nos esta saludando con su abanico, seria donde hoy encontramos el Horno de San Buenaventura...
![Odreros Odreros](http://m1.paperblog.com/i/174/1740208/odreros-L-gjhJVr.jpeg)
Esquina que fue cambiando poco a poco con el paso de tiempo...
![Odreros Odreros](http://m1.paperblog.com/i/174/1740208/odreros-L-e70FuH.jpeg)
Como vemos, los adoquines y chinos formaban un dibujo bellisimo en el conjunto de la calle. Los soportales siguen siendo ese detalle perenne en el entorno de la Alfalfa, recordemos que los encuadres de la imágenes siguen siendo los mismos, a nuestra espalda la iglesia de San Isidoro, estando situado el fotógrafo en la Calle Cristo de las tres caídas, y viendo al fondo la Calle Odreros.
Los años iban pasando y Sevilla iba siendo la misma, aquella que enamorara a poetas y pintores...
![Odreros Odreros](http://m1.paperblog.com/i/174/1740208/odreros-L-VJlRwB.jpeg)
Como vemos, el caserío de todo el entorno lo conformaban casas estrechas de dos plantas y con soportales en los bajos, donde cuelgan los cestos de esparto y los habios para el trabajo...
![Odreros Odreros](http://m1.paperblog.com/i/174/1740208/odreros-L-Slo51E.jpeg)
Empiezan los cambios, como vemos en la imagen anterior, ya ha caído uno de los viejos soportales, en concreto el que se situaba a la izquierda de la imagen, siendo sustituido por un edificio de nueva planta donde sus bajos ya son adecuados y pensados para los nuevos comercios que se van abriendo...
![Odreros Odreros](http://m1.paperblog.com/i/174/1740208/odreros-L-MbjfTm.jpeg)
Que duda cabe que el encanto especial que antaño tuvo el barrio fue casi místico, los adoquines, los espartos colgados de las fachadas, las jaulas para los perdigones...
![Odreros Odreros](http://m1.paperblog.com/i/174/1740208/odreros-L-sUo49z.png)
Era un barrio mas de artesanos, donde los cesteros y esparteros fundaban su gremio como el destinado para este enclave, La Alfalfa...
![Odreros Odreros](http://m1.paperblog.com/i/174/1740208/odreros-L-KuP5jN.jpeg)
Sin ordenamos todo este viaje gráfico-cronológico, vemos que todo el caserío de la Calle Odreros que es la que vemos constantemente de fondo y de la Calle Cristo de las Tres Caídas, que es en la que se sitúa el retratista o fotógrafo, ha desaparecido por completo, desapareciendo desgraciadamente todo la identidad y cultura propia de este barrio, pues con esos caseríos también se perdiendo los oficios de cesteros y esparteros propios de esta zona...
![Odreros Odreros](http://m1.paperblog.com/i/174/1740208/odreros-L-RKqAXU.jpeg)
Por lo que si confirmamos que la unica casa que pertenece a finales del XVIII y que aun se mantiene en pie en toda la Alfalfa y su entorno es la que alberga el negocio de Calzados Mayo, la cual tiene en su esquina una de esas columnas que antaño fue parte del soportal que allí había.
Julia Martinez Libro