Alejandra Dandan.─ Hay algo escondido en la Organización de los Estados Americanos (OEA). Los datos de uno de los puntos centrales de la Auditoría Electoral de las elecciones del 20 de octubre en Bolivia. La comparación entre las actas digitales con las actas de papel, de una muestra tomada al azar ante los observadores internacionales, demostró que no había diferencias significativas. Es decir, ese proceso de verificación mostró, según las fuentes, que los resultados oficiales difundidos por el gobierno de Evo Morales eran correctos. Por lo tanto, que el MAS ganó las elecciones con diferencia superior al 10 %.
El Cohete reconstruyó parte de la información que aún no difundió la OEA a partir de fuentes diplomáticas. De acuerdo a los datos, es posible decir que el organismo dirigido por el uruguayo Luis Almagro difundió un informe con datos parciales, ocultó los datos de la verificación más importante y no mostró un patrón de sistematicidad en los problemas como para dar vuelta el resultado. Finalmente, también mintió en un dato cronológico. Dijo que el informe se había terminado un día antes. Pero cuando Almagro daba a conocer la información, los diplomáticos internacionales pudieron ver a los técnicos contratados por la OEA todavía trabajando, muchos ni siquiera se habían enterado que se estaba dando a conocer el informe, y hasta debieron ser socorridos para abandonar La Paz de apuro y evacuados cuando comenzaban los días de violencia que enlutaron a Bolivia.
Mientras tanto crecen los reclamos internacionales para que la OEA difunda el informe final. Y Evo Morales anticipa, probablemente con razón, que cuando ese proceso termine demostrará que no hubo fraude.
La historia
La OEA participó a lo largo de todo el proceso electoral de Bolivia. En primer lugar, durante las elecciones realizadas el 20 de octubre con una misión de Observación electoral. Luego, mediante una auditoría vinculante de esas elecciones.
Las auditorías de elecciones no son procedimientos regulares ni habituales para la OEA. En este caso se hizo a pedido del gobierno de Evo Morales. Tras las elecciones generales del 20 de octubre, el canciller boliviano Diego Pary viajó a Washington a una reunión del Consejo Permanente donde presentó un pedido formal para invitar al organismo a realizar la auditoría. Almagro aceptó. Ese mismo día publicó una carta. Y no sólo dijo que sí. También se excedió en sus funciones al decir que los resultados de la auditoría iban a ser vinculantes. Bolivia no se opuso. Pero esa cláusula es un antecedente nunca visto como resultado de una misión electoral.
Para realizar la auditoría, la OEA contrató a distintos expertos: debían revisar parte del proceso electoral llevado a cabo en Bolivia donde resultados habían sido cuestionados por algunas organizaciones y personalidades públicas luego de que se interrumpiera el sistema de conteo provisorio (TREP), el domingo 20 a las 20 horas.
Los expertos contratados eran peritos calígrafos, estadísticos, abogados electorales, peritos informáticos, especialistas en documentos, en cadena de custodia y en organización electoral. Todos pertenecían a diversas nacionalidades. Llegaron a Bolivia el 31 de octubre y comenzaron a trabajar el 1° de noviembre. Además de los expertos, la misión estaba integrada por observadores internacionales, entre ellos de la Unión Europea, personal de embajadas y diplomáticos de distintos países e invitados que pudieron observar el trabajo a lo largo de los días.
El centro de operaciones funcionó en el Hotel Casa Grande, ubicado en el barrio de Calacoto de la ciudad de La Paz, el centro de convención más importante. Las comisiones trabajaron en una sala donde se instalaron más de 20 computadoras, a la vista de observadores y visitantes. Embajadores, observadores y autoridades de diversos países americanos, de la Unión Europea y del resto del mundo pasaron por el hotel a observar el trabajo y recibir comentarios sobre auditoría.
El trabajo se hizo en un clima de tensión. Durante varios días, el hotel permaneció rodeado por militantes de las agrupaciones cívicas que se oponían al gobierno de Evo Morales, y denunciaban fraude en las elecciones. La actitud era intimidante y permanentemente gritaban:
—¡Fuera la OEA!
También gritaban:
—¡Fraude!
Las fechas
La OEA señaló en el Informe preliminar que el trabajo se extendió entre el 1° y el sábado 9 a la tarde.
Sin embargo no es cierto. El trabajo debía concluir el domingo 10 de noviembre por la tarde para preparar el informe que se iba a dar a conocer el martes 12 de noviembre. Pese a eso, a primera hora de la mañana del domingo 10 Almagro difundió el informe preliminar. Muchos expertos aún trabajaban en el hotel Casa Grande y desconocían que el informe iba a salir publicado. Sabiendo cuál podía ser el impacto de lo que iba a decir, ni siquiera se entiende cómo no alertó a los integrantes de la misión. Y a los diplomáticos. Hubo que organizar una salida apresurada hacia el aeropuerto de El Alto para sacar a los auditores de Bolivia, ya en medio de festejos y protestas de simpatizantes de la oposición encabezada por Carlos Mesa y de los grupos afines al gobierno de Evo Morales. Ese clima, como se sabe, luego derivó en la violencia de la primera semana.
El Informe Final
Según pudo saber El Cohete, el informe de Almagro sólo incluyó una parte reducida de los resultados de la auditoría y dejó afuera gran parte del trabajo realizado. El trabajo de la auditoría se organizó en cuatro comisiones:
1) Verificación de cómputos a partir de las actas electorales.
2) Análisis de sistemas informáticos.
3) Revisión de la custodia integral de todo el material electoral.
4) Análisis estadístico del flujo de carga de datos preliminares y del cómputo oficial.
Durante la misión, quienes se acercaron a observar el trabajo oyeron que el componente principal de la auditoría era la verificación de los resultados de las actas electorales.
Es decir, los expertos primero debían cargar las actas, usando las imágenes digitalizadas generadas por el sistema oficial. Luego, cargar las actas del exterior. Dado que el sistema de escaneo no se instaló afuera de Bolivia, para cargar las actas del exterior usaron las fotos correspondientes, método establecido oficialmente. Y luego los observadores contrastaron una selección de imágenes digitales al azar con las actas en papel.
Siempre según las mismas fuentes, ese trabajo permitió contar nuevamente, y sin lugar a dudas, la cantidad de votos que recibió cada candidato electoral. Al contrastar los resultados del cómputo con el de las actas digitalizadas, no se encontraron diferencias significativas.
Esos números estarían confirmando los datos oficiales difundidos inicialmente por el partido gobernante, que aún son de acceso público. Están en la pagina oficial.
https://www.elcohetealaluna.com/el-informe-escondido/