Revista Cultura y Ocio

Oferta

Publicado el 18 julio 2013 por Isabel Isabelquintin

Twittear
Oferta


Creo que ya sabes que no tengo mucho para ofrecerte. Soy una mujer llena de miedos. Una mujer que prefiere soñar y así evadir la realidad. Una mujer que la mayoría de las veces responde si, cuando quiere decir no. Porque no quiero parecer mezquina y antisocial.  

Soy ese tipo de mujer que le gusta amar y ser amada, que entrega sin importar si hay algo a cambio. Que puede parecer intensa y en ocasiones llega a serlo porque le hace caso a sus impulsos. Que si extraño, lo digo, o,  si es necesario lo grito, no callo un sentimiento de amor pero si los de dolor. No expongo mis tristezas porque cuando hay algo que me hace feliz prefiero disfrutarlo hasta que termine. A veces me niego ciertos gustos por temor a equivocaciones y en otras me equivoco con todo  gusto sin importar  las consecuencias; en su mayoría hostiles. Pero me quedo con la sensación de lo vivido. No sé con certeza si he amado de verdad, si he utilizado bien el “te amo” pero sé que lo he dicho porque así lo siento. Cada vez que intento parecer segura y poco interesada en alguien termino desilusionada y rota por vivir tanto en las nubes. Pero tampoco me funciona el demostrar interés. El amor no encuentra un balance y a estas alturas empiezo a creer que es totalmente cierto el hecho de que los puntos en común hacen las relaciones  más posibles. Eso de que los polos opuestos se atraen ya  no va conmigo. Sencillamente no cuadra. Si al le gusta el sushi pero a mí me da nauseas ¿Cómo hallar equilibrio en eso? Él, no tiene que negarse a comerlo; pero yo no puedo sacrificarme sólo por verlo feliz. Y sé que dicen que el amor todo lo puede, pero con el paso del tiempo esas diferencias que enamoran acaban ayudando a la separación. Yo no quiero eso para mí. Me da fastidio disimular sólo por caerle bien a quien mis ojos vieron con algo más brillo. Le creo más al amor ciego. Ese que no ve pero que es guiado por el corazón. Aunque luego acabe en mil pedazos. Sentir siempre será mejor que aparentar y prefiero remendarme el corazón a tener que ser una que no soy. Si algo no me gusta simplemente no me lo paso entero, y así soy con todo, hasta en el amor. Sé que me paso de sincera muchas veces, sé que soy dura y en ocasiones inflexible. Pero no pienso cambiar mis ideales tan fácilmente, para cambiar mi ideología tengo que convencerme profundamente del cambio y a  mí no me gustan los cambios. No me acostumbro a ellos, no me gusta lo inesperado porque me desestabiliza. Por eso pienso y pienso mucho en cada paso en cada cosa que hare con mi vida y mi rumbo. Con los amores es distinto porque ahí si me gusta lo espontaneo, lo que se da porque si o porque no… No tengo mucho que ofrecerte que sirva de soporte o avance o que aporte a tu vida. Pero tengo estos labios que aprendieron a dar besos y que les encanta dar besos y te aseguro que no te hará falta cada día una buena dosis de ellos. Tengo mis manos para acariciarte, para darte apoyo, para darte un masaje, para hacerte cosquillas o para golpearte cuando me saques de quicio con tus bromas. Tengo mis brazos para acunarte, para rodearte con ellos el cuello, para aferrarte a mi cuando no quiero que te vayas. Tengo mis piernas que aman enredarse entre las tuyas, que te hacen mío y te apresan. Tengo mi piel, que puede ser néctar de vida o veneno. Que te puede dar felicidad y adicción en exceso. Y tengo mis ojos, cafés, grandes y con pestañas crespas. Que brillan más cuando te ven y que recorren cada centímetro de ti en una foto sin fin que hace mi cerebro. Te ofrezco la que soy, la que lees, la que oyes e incluyo mi acidez y mi desparpajo. No tengo mas que darte que este manojo de defectos vestido de mujer. Pero como sé que en ti hallare lo mismo, no me preocupo. Amare tus defectos si prometes amar los míos.

¿Aceptas la oferta? On Twitter: @issa_quintin


Twittear

Volver a la Portada de Logo Paperblog