Todos los pueblos de la Antigüedad (babilonios, egipcios, chinos, griegos, indígenas americanos...) en sus mitos sobre el origen y estructura del mundo se imaginaron una Tierra más o menos plana, ya fuese descansando en un océano de agua, flotando en el aire o sobre algún animal mitológico.
Para los babilonios, la Tierra era un disco plano que flotaba en un océano y estaba cubierto por la bóveda celeste, un casquete metálico semiesférico del que colgaban las estrellas. Por encima de la bóveda celeste había más agua, el agua superior, que a veces se filtraba, generándose así la lluvia. En algunos mitos, por ejemplo africanos, la Tierra descansa sobre una serpiente que nada en el océano, mientras que para los hindúes, lo hace sobre cuatro elefantes situados sobre una tortuga gigante que también se encuentra nadando en el agua. Para los egipcios y chinos, la Tierra era rectangular y flotaba también sobre las aguas, mientras que la bóveda celeste descansaba sobre dos cadenas montañosas o sobre cuatro montañas colocadas en las esquinas del mundo.Para los mayas, así como para otras culturas americanas, el mundo es una plancha plana rectangular por encima de la cual está el cielo, formado por trece planos horizontales superpuestos, dando forma a una estructura piramidal con el dios principal en la parte superior; debajo de la Tierra se encuentra el inframundo, que consta de nueve estratos horizontales planos dispuestos como una pirámide invertida. La idea de una cosmología vertical formada por mundos planos paralelos es también común con el budismo.
Raúl Ibáñez. El sueño del mapa perfecto. Cartografía y matemáticas. RBA Editores.