JUAN SIMARRO
“Todo aquel que viene a mí, y oye mis palabras y las hace, os indicaré a quién es semejante”. Texto completo en Lucas 6:46-49.
La parábola de los dos cimientos pone de relieve que la Palabra y la acción deben marchar juntas. Esta parábola es una de las mayores críticas y de las mayores advertencias de amenazas de derrumbe de la vida espiritual insolidaria que se dan en la Biblia. Una crítica a la religiosidad vivida en la pasividad, sin dar frutos de acción. Una crítica a la espiritualidad vivida de espaldas al prójimo sufriente. Es, si se quiere, una crítica a los sistemas de evangelización que no evangelizan desde la acción comprometida con el prójimo, desde el simple hablar y la búsqueda de oidores, sin que se preocupen, ni desde el que emite el mensaje, ni desde el que escucha, de la acción de misericordia que debe preceder y seguir a la Palabra como dándole credibilidad. Esta parábola nos enseña que los hechos son los que avalan la Palabra. Es una parábola en la línea del Evangelio a los pobres que estamos comentando.
Puede leer aquí el artículo completo de este filósofo y escritor, de fe protestante, titulado Oidores y hacedores.