Todos hemos sido jóvenes, todos hemos sido niños y siempre hemos estado en conversaciones de aquellas que nuestros padres y abuelos llamaban “conversaciones de mayores”, si, esas conversaciones que tenían dos premisas fundamentales:la primera era no contar a nadie lo que se había escuchado, el famoso ahora no vayas contándolo por ahí. La segunda era el no poder abrir la boca, el no poder dar tu opinión en la conversación por ser un niño, ya se sabe, si eres un niño y estás en una conversación de mayores lo que tienes que hacer es oír, ver y callar.
Esto pasaba siempre, pero sólo mientras se es un niño, mientras se es pequeño; los adultos opinan con cierta libertad excepto en un grupo determinado de nuestra sociedad, en la del grupo de los partidos políticos. Lo normal en los partidos políticos en España es que una vez se elige a un líder determinado, cada vez que este abre la boca nadie le rechista ni le replica, todo lo que dice el líder es bueno y ni siquiera se escucha a cualquiera que pudiera tener una opinión diferente, mientras el líder habla el resto de los miembros del partido a oír, ver y callar.
Lo más grave del asunto es que esta circunstancia no sucede sólo con un partido político determinado, de una ideología determinada, sucede con todos los partidos. Sucede con el PP, sucede con el PSOE, sucede con IU, y sucede incluso con nuevos partidos que iban a traer, en teoría, un soplo de aire fresco dentro del panorama político español; está sucediendo también con un partido tan joven como Podemos donde nadie rechista a Pablo Iglesias, lo que ha provocado ya la marcha de algún responsable regional del partido.
En estos días se ha celebrado una reunión de la Ejecutiva Nacional del PP en la que se han congregado todos los líderes del partido a nivel nacional, regional o local, con objeto de analizar la situación del partido, los malos resultados de Andalucía y las malas expectativas para futuras elecciones. A esta reunión han asistido presidentes de comunidades autónomas y responsables políticos del partido de uno u otro nivel. Mariano Rajoy no les ha dejado hablar, les ha dado una perorata, les ha leído la cartilla y no ha permitido que ninguno de ellos abriera la boca, ¿acaso es eso lógico? A mi me parece que no, pero dentro de lo ilógico, lo lógico hubiera sido que esta gente, altos cargos, con tantas responsabilidades, y adultos, hubieran protestado o se hubieran quejado, nadie ha dicho nada. ¿Acaso esta gente no tiene personalidad?
Es curioso que personajes que, en teoría, deberían estar curtidos en mil batallas y acostumbrados a bregar con asuntos difíciles no se atrevan a abrir la boca ante el gran líder y después ni siquiera protesten. ¿Como me voy a fiar yo de ellos? ¿Como voy yo a pensar que van a poder tener la personalidad suficiente como para solucionar asuntos del gobierno de una comunidad, un ayuntamiento o una diputación? Un responsable de un partido que dirige sin escuchar a su gente no tiene nada de bueno, pero el que no se atreve a hablar tampoco tiene mucho de lo que presumir.